NuevoEjemplo

Sabemos que cada pocos meses comienza una nueva estación. El frío del invierno siempre dará paso a la fresca floración de la primavera. El calor del verano siempre dará paso a la frescura del otoño. Simplemente va a ocurrir; forma parte del diseño de nuestro mundo. Como la llegada de una nueva estación, el cambio es una parte de la vida que no podemos evitar. A veces podemos anticiparlo, y a veces no. A veces es difícil, y otras veces es fácil. Sea cual sea la estación de cambio en la que nos encontremos, podemos estar seguros de que Jesús puede utilizarla para moldear nuestras vidas a mejor.

¡Sal a dar un paseo hoy mismo! Mientras lo haces, fíjate en los signos de la estación que veas en la naturaleza. Deja que esas señales te recuerden tanto estar presente en la estación en la que te encuentras como anticipar el cambio de la estación venidera.