La respuesta correcta a la resurrección

Sospecho que al leer el título del pasaje de hoy y la lectura bíblica, te estarás preguntando: "¿Qué tiene que ver la resurrección que se encuentra en el Nuevo Testamento con el Salmo 103?". No, no es uno de los salmos que citó Jesús. Tampoco es uno de los salmos proféticos que predijeron su nacimiento, muerte o resurrección. Pero ten paciencia, esto va a alguna parte, lo prometo.

Recientemente, escuché un sermón en mi iglesia local sobre la resurrección. Me impresionó una frase del predicador: "El Antiguo Testamento está plagado de pistas que apuntan al Mesías y que no pudieron comprenderse plenamente hasta que Jesús vino, murió y resucitó". Al reflexionar sobre este pasaje de los Salmos, no puedo dejar de pensar que David estaba en algo mucho más grande de lo que podía comprender en ese momento. A lo largo del Salmo, palabras como "perdona", "redime", "salvación" y "misericordia" no sólo revelan el carácter de Dios, sino que actúan como un presagio de lo que vendrá a través del Mesías.

A la luz de la resurrección, puedo decir de verdad a mi alma que sólo hay una respuesta que se requiere de mí. Debo alabar al Señor con todo lo que hay en mí y bendecir su santo nombre. ¿Por qué? Porque no importa en qué circunstancias me encuentre, puedo recordar a mi alma que mi pasado ha sido borrado, mi presente está en las manos de Dios, y mi futuro (a pesar de lo que parece ahora) es más brillante de lo que puedo ver. Jesús declaró en la cruz que todo está consumado (Juan 19:30), y Pablo escribió que nosotros, como hijos de Dios, somos herederos de su gloria (Romanos 8:17). ¿Cómo no vamos a alabarle?