El NiñoMuestra

El nacimiento de Jesús nos enseña mucho sobre la humildad. Jesús renunció a su estilo de vida en el cielo para venir a la tierra a vivir entre nosotros. Ciertamente, él pudo haber venido con gran poder, fanfarrias y todo lo que significa ser Dios; pero, en cambio, vino como un niño, como un ser humano igual a nosotros. Él creció como nosotros, experimentó nuestras mismas emociones y vivió de la misma manera que nosotros. En esto encontramos un gran consuelo, porque Jesús no solo nos conoce, sino que también sabe lo que significa ser como nosotros. ¡Esto es lo que distingue nuestra fe de tantas otras! No seguimos a un Dios distante e inaccesible, sino a uno que vivió como nosotros y que sabe lo que enfrentamos. Eso nos da consuelo porque sabemos que Jesús nos conoce.

Hoy, tómate un tiempo para orar. Mientras estés orando, habla con Jesús como lo harías con un amigo, como hablarías con alguien que te entiende, porque él lo hace.