Viviendo Fielmente en Una Tierra Sin FeMuestra

Esperanza en Medio de la Adversidad

Lectura: Daniel 1:1-2; Jeremías 24:1-8; 1 Corintios 1:4-9

EOAO: Jeremías 24:7

“ Les daré un corazón para que me conozcan que yo soy el Señor; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón".

En el Texto

Ocurrió lo más terrible que el pueblo de Judá podría haber imaginado. Los babilonios llegaron y derrotaron a Judá. Se llevaron objetos del templo y luego los destruyeron. El pueblo de Dios quedó devastado. Muchos se habrían preguntado: “¿Cómo pudo Dios permitir que esto sucediera?” ¡Pero en Daniel 1:2 vemos que fue Dios quien lo permitió!

¿Por qué? En Jeremías 24 aprendemos que Dios quería restaurar Su relación con Su pueblo. Su deseo era edificarlo para que estuviera arraigado en Él y deseara lo mismo que Él. Dios quería que su pueblo se entregara a Él de todo corazón y de esa manera que pudiera vivir como fue creado para vivir.

Como mujeres de Dios, podemos reconocer que Dios es el Señor de todo, pero ¿cuán incondicionales somos? Cuando las cosas parecen ir mal en nuestras vidas o en las vidas de aquellos a quienes amamos, ¿con qué rapidez cuestionamos lo que Dios está haciendo?

Cuando miramos las oraciones escritas en el Nuevo Testamento, muchas de ellas alaban a Dios por su carácter obrando en y a través de otro individuo. Lo interesante es que el carácter de Dios a menudo brilla más en las dificultades y el sufrimiento. En estos momentos difíciles en los que sería fácil dudar del cuidado y la bondad de Dios, vemos a Dios acercándose y obrando continuamente. Esta verdad es digna de nuestras oraciones de agradecimiento y alabanza.

El Señor vela por vuestro bienestar. Él te ama. Él está buscando tu corazón. Él te conoce. Él te escucha. A Él puedes confiarle todos tus días.

Oración

Amoroso Padre celestial nuestro, has sido fiel una y otra vez. Ayúdame a entregarme de todo corazón a ti incluso cuando digas “no” o “espera” a mis oraciones. Señor, edifícame. Fortalece mi fe. Haz crecer el fruto del Espíritu en mi vida. Que pueda estar segura de que todos mis días están seguros en tus manos. Amén.