En Sus Manos ProsperaráMuestra

Si Él Lo Quiere, Lo Hará

Tengo la plena certeza de que nada de lo que vivimos como hijos de Dios es en vano; de una u otra forma, nuestro Padre usa todo para cumplir Su voluntad en nosotros. Ninguna estación de la vida por la que pasamos es ajena a su omnisciencia, no existe algo que podamos vivir que pueda tomarlo por sorpresa. No existe la casualidad cuando nuestros tiempos están en Su control; cada etapa por la que pasamos cobra sentido según Su voluntad, cada circunstancia es usada para cimentarnos en el principal y vital propósito que tenemos en el Nombre de su Hijo Jesús. Asimismo, todo lo que Él nos permita emprender o realizar, ese sueño, obra o proyecto; será usado por Él, como un instrumento a través del cual forjará nuestro carácter en Cristo Jesús, porque todo se trata de Él.

Nada de lo que podamos anhelar que pueda desviarnos de la voluntad de nuestro Padre, prosperará; prosperaremos conforme al propósito que tenemos en Cristo Jesús. Nada de lo que podamos hacer en nuestra propia fuerza, lo que pudiéramos hacer o lograr, valdría la pena si nos desviara de este divino propósito, el de ser y crecer conforme a su Nombre.

Solo si Él lo quiere, lo hará; es lo que nos debe generar tranquilidad y al mismo tiempo esperanza, nada hay para nosotros fuera de Su voluntad. Ese sueño, esa meta, ese proyecto que queremos ver prosperar, solo prosperará en Sus manos; conforme al propósito por el que nos ha dado salvación, el ser regenerados conforme a su Hijo Jesús. Es decir, todo lo que vivimos y todo lo que hacemos; es permitido y usado por nuestro Padre, para cumplir en nosotros Su voluntad. El "éxito" que podamos tener o no, en cualquier misión o proyecto que emprendamos o desarrollemos, pasa a un segundo plano. Nuestra meta como hijos de Dios en nada se compara con los logros que podamos obtener en este mundo; recordemos de dónde es nuestra ciudadanía y para qué nos estamos preparando.

Si nuestro Padre permite que invirtamos tiempo, esfuerzo, recursos y disciplina en algún proyecto, obra o misión; hagamos lo que nos corresponde. Él se encargará de propiciar lo que en nuestras fuerzas no podemos; Él nos dará sabiduría e inteligencia para actuar, abrirá las puertas que necesitemos, hará lo sobrenatural para que a través de la providencia de Su gracia esa meta prospere. Él lo hará, Él se manifestará; confiemos, Él hará según Sus propósitos. Sin embargo, nos debe generar paz y descanso el saber que si no se nos dan las cosas como quisiéramos, también es parte del cumplimiento de Su voluntad; que lo que no suceda, también es parte de Sus propósitos y debemos celebrarlo como una gran victoria; al final, Él sabe lo que hace, sabe qué es lo que realmente necesitamos y qué es lo mejor para nosotros. Lo más importante es que la prosperidad que realmente necesitamos conforme al carácter de Cristo Jesús, sea forjada por el Espíritu de Dios independientemente de que prospere o no aquello que nos permite emprender; entonces, podremos gozarnos por ver cumplida en nosotros Su voluntad, la prosperidad en la que debemos estar enfocados y la que realmente debemos anhelar como hijos de Dios; crecer y prosperar en el Nombre de Jesús, conforme a Su imagen y Su carácter.