En Sus Manos ProsperaráMuestra

Enfocados En El Propósito

Existen muchas enseñanzas erróneas que hacen referencia a la prosperidad que supuestamente sí o sí debe experimentar todo hijo de Dios; haciendo referencia, a la adquisición de bienes y riquezas, al "éxito", a una condición de bienestar y abundancia material y económica, etc. En pocas palabras, haciendo referencia a la prosperidad de la que el mundo habla y persigue... nada más alejado de la Verdad revelada en la Palabra de Dios. Está bien que en muchos casos alguna de las etapas por las que pueda atravesar un hijo de Dios, pueda ser la prosperidad que no solo implica el crecimiento espiritual sino también este tipo de riquezas; puede ser posible, según los propósitos que Dios quiera cumplir. Sin embargo, no necesariamente el "éxito y la prosperidad" confirman que Dios está respaldando a alguien o que sea una señal de aprobación; como tampoco la adversidad, escasez o dificultad por la que alguien pueda pasar, es una señal de que Dios le haya abandonado o no esté bajo Su gracia y respaldo.

Cuando vives en la voluntad de Dios no importa cómo te veas ante los demás; lo que importa, es cómo te ve Él y el propósito que cumplirá a través de lo que vives según la estación de la vida en la que ha permitido te encuentres. Lo que nos debe importar es que estemos enfocados en el propósito por el cual hemos recibido la salvación y la vida eterna; Cristo Jesús, la voluntad del Padre para nosotros sus hijos, nuestro propósito, nuestra meta.

Jesús nos ha revelado su Redención para salvación y vida eterna, no para riqueza material o económica como muchos lo creen y lo enseñan. Puede ser que seamos también favorecidos en ese sentido; sin embargo, no necesariamente tiene que ser una condición que garantice la bendición que hemos recibido de parte de Dios. Algunos tienen muchos bienes y mucho dinero, pero no cuentan con la bendición de Dios; y otros, por enfocarse en satisfacer los deseos de prosperidad material o económica, se están apartando del propósito por el cual se reveló Jesús a sus vidas.

Como hijos de Dios, tendremos y lograremos lo que nuestro Padre permita según Sus propósitos. La bendición y riquezas espirituales con las que nos ha favorecido sobrepasan todo valor material o económico, todo logro que podamos obtener en este mundo; la prosperidad a la que hemos sido llamados, supera todo estándar de riqueza mundana.

Es la prosperidad que nos garantiza el obrar del Espíritu de Dios, forjarnos en el Nombre de Jesús; nuestro tesoro, nuestra riqueza. Vivimos por y para Cristo Jesús, para honra de nuestro Padre Eterno. Enfocados en el propósito.