Corazón Íntegro Y Entero: Un Viaje De 5 Días Explorando El Centro Esencial De La MisiónMuestra
Cuando el Rey David le pasa el bastón de mando a su hijo Salomón (1 Reyes 2:1–4), describe qué tipo de líder misional Dios está buscando: alguien que “caminará delante de mí en verdad y fidelidad con todo su corazón y con toda su alma” (una traducción literal del versículo 4). “Caminar” es un verbo bíblico para describir la vida de una persona; se refiere a la totalidad de la existencia de uno, la dirección orientadora de esa vida, la cual resulta en ciertas conductas y actitudes. Ese fue el punto de partida de Salomón—una vida (corazón y alma) que era íntegra y entera (caracterizada por la verdad y la fidelidad) y dirigida hacia o alineada con el Señor (caminando delante de él).
La tragedia de la historia de Salomón es que su buen punto de partida se perdió de vista para el fin de su viaje. El escritor de 1 de Reyes nos dice que las muchas esposas de Salomón desviaron su corazón del Señor y lo dirigieron hacia sus ídolos. El cariño de Salomón por estas mujeres sobrepasó su amor por el Señor, y por eso, flaqueó en su lealtad, tratando de mezclar la adoración a Yahweh con la devoción a otros dioses. El resultado fue trágico: “su corazón no era perfecto para con el Señor su Dios, como había sido el corazón de su padre David” (11:4). Diferentes traducciones bíblicas lo expresan así: “su corazón no era completamente dedicado al Señor su Dios” o él no “era completamente fiel para con el Señor su Dios”. El hebreo dice literalmente que él “no tenía un corazón de paz para con el Señor su Dios”. Es un retrato de alguien cuyo corazón está fracturado, dividido y compartimentado (Salomón tenía una “Caja Yahweh” que mantenía al lado de la “Caja Ba’al”). En contraste, un “corazón de paz” es una existencia sin división, una vida de integridad, llevada en una dirección singular e impulsada por una sola lealtad.
Imagínate la diferencia entre el corazón de Salomón y el de David, reflexionando sobre dos tipos de cobijas. Piensa en una cobija (“quilt”) de retazos, que se hace de cientos de piezas pequeñas de tela. Cada costura que une esas piezas es una debilidad potencial, un lugar donde la presión podría resultar en una separación entre las piezas. Así era el corazón de Salomón; cada pequeño tratado con otro dios agregaba una debilidad más a la tela de su vida. Cada pequeña lealtad que socavaba su compromiso para con el Señor creó una fisura en su alma. Ahora, imagínate una cobija de fibras estrechamente tejidas, como las que se pueden comprar en un mercado artesanal de México o la región andina. Son hechas de un solo material, sin costuras; son cobijas pesadas, fuertes y casi indestructibles. Esta es una imagen de un “corazón de paz” (11:4) y de una persona que “camina delante del Señor en verdad y fidelidad con todo su corazón y con toda su alma” (2:4). Su existencia se orienta en una sola dirección y es impulsada por un compromiso singular, que da fuerza e integridad a su vida.
Esta la característica esencial y fundamental de un seguidor misional de Jesús: un corazón sin división, plena y fielmente perteneciente al Señor, no debilitado por lealtades competidoras y completamente alienado con el carácter y los propósitos de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
Estar en misión con Jesús puede involucrar muchas actividades diferentes (plantar iglesias, hacer discípulos, evangelizar, etc.) y puede ocurrir en diferentes tipos de lugares. Pero en medio de esta diversidad de tareas y lugares, existe un elemento esencial para cada seguidor misional de Jesús que está totalmente comprometido con él: la integridad del corazón. Más importante que el ir y el hacer es el ser—ser personas con corazones de integridad, con una lealtad singular, que han sido formados, reformados y transformados por el Espíritu Santo en su obra de hacernos más y más parecidos a Jesús.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://onemissionsociety.org/