Corazón Íntegro Y Entero: Un Viaje De 5 Días Explorando El Centro Esencial De La MisiónMuestra
Mientras hablaba con sus discípulos en la intimidad del aposento alto en la noche antes de su muerte, Jesús pinta para ellos un retrato de la clase de vida que él desea para ellos, una vida de corazón íntegro y entero. Desea que estén profundamente conectados a él y que sean abundantemente fructíferos por esa conexión, la cual describe cómo ramas lozanas y verdes (los discípulos) firmemente conectadas a una vid fuerte que fluye con vitalidad (Jesús), cuidados por un Jardinero sabio y amoroso (el Padre). Ese primer versículo nos conmueve y anima—pero inmediatamente nos topamos con el versículo 2, donde la primera herramienta que vemos en la mano del Jardinero son las tijeras de podar. “Él corta cada rama mía que no produce fruto, y poda las ramas que producen fruto para que produzcan aún más” (v. 2). En nuestra mentalidad impulsada por la productividad, muchos de nosotros, al leer esto, nos sentimos inmediatamente presionados para hacer cosas para Jesús; entendemos “producir fruto” como si significara “producir resultados”. Esto reduce nuestro entendimiento de la vida misional al monitoreo de estadísticas.
Pero el centro de este pasaje es realmente la santidad (o sea, una vida de corazón íntegro y entero), y la fecundidad que contempla no tiene que ver con el hacer sino con el ser. Jesús declara que nuestra conexión con él significa que ya hemos sido “purificados” o podados, y que la fecundidad fluirá naturalmente de esa conexión. En ningún lugar dentro de este retrato de la vida de corazón íntegro y entero hallamos un imperativo a “producir fruto”. El imperativo central es “permanecer”; diferentes formas de este verbo aparecen 10 veces en estos 11 versículos. Es una palabra que comunica una elección intencional de perseverar en una conexión profunda e íntima con Jesús la Vid. El corazón de esta metáfora se halla en el versículo 5: “Sí, yo soy la Vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí, y yo en ellos, estos producirán mucho fruto. Porque separados de mí, no pueden hacer nada”. La conexión íntima y profunda con Jesús inevitablemente producirá fruto, incluso el fruto de la santidad; la falta de tal conexión nos dejará básicamente inútiles para los propósitos misionales de Dios.
Del autor de 1 Reyes y de los cuatro Evangelistas, hemos visto en estos cinco días un retrato consistente de lo que significa vivir con corazón íntegro y entero en busca de ser más y más como Jesús, equipados para seguirlo en misión. Significa tener un corazón sin división, plena y fielmente alineado con Dios y sus propósitos, no debilitado por lealtades, prioridades o amos rivales. Involucra alinear nuestros deseos con las cosas que son importantes para Dios. Nos llama a amar a Dios con todo lo que somos y todo lo que tenemos, y amar a nuestro prójimo sin egoísmo. Y más que nada, significa permanecer con Jesús en una conexión íntima y profunda, la cual hará que produzcamos fruto en abundancia.
Aprende más sobre OMS:
Escrituras
Acerca de este Plan
Estar en misión con Jesús puede involucrar muchas actividades diferentes (plantar iglesias, hacer discípulos, evangelizar, etc.) y puede ocurrir en diferentes tipos de lugares. Pero en medio de esta diversidad de tareas y lugares, existe un elemento esencial para cada seguidor misional de Jesús que está totalmente comprometido con él: la integridad del corazón. Más importante que el ir y el hacer es el ser—ser personas con corazones de integridad, con una lealtad singular, que han sido formados, reformados y transformados por el Espíritu Santo en su obra de hacernos más y más parecidos a Jesús.
More
Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://onemissionsociety.org/