Del ejemplo a la práctica (Mateo 20:26-28)

Entonces, ¿cómo podemos aplicar el ejemplo de Juan el Bautista en nuestra vida diaria y en nuestro servicio y liderazgo? La vida de Juan nos desafía a abrazar un enfoque centrado en servir, ceder el protagonismo y mantenernos fieles a nuestra misión, incluso cuando enfrentemos desafíos.

Jesús mismo nos da un claro ejemplo de liderazgo de servicio en Mateo 20:26-28: “Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.”. Estas palabras nos muestran que la grandeza en el Reino de Dios se define por el servicio y el sacrificio. Jesús, el líder supremo, nos invita a seguir su ejemplo, liderando con amor, humildad y entrega, poniendo a los demás por delante de nuestras propias ambiciones.

A continuación, algunas formas prácticas en las que podemos seguir a Jesús al estilo de Juan el Bautista:

• En cada decisión, proyecto o conversación, preguntémonos: ¿Estoy haciendo esto para glorificar verdaderamente a Dios o, en el fondo, busco algún beneficio personal?
• Reconozcamos a otros líderes como compañeros en la misión, no como rivales. Preguntémonos con frecuencia: ¿Cómo puedo apoyar a esta persona, animarla y colaborar con ella para avanzar juntos en el reino de Dios?
• Practiquemos la humildad diariamente en los pequeños detalles: estar dispuestos a recibir corrección, admitir nuestros errores y dar crédito a otros cuando corresponde.
• Cuando las dificultades lleguen, recordemos el ejemplo de Juan, quien permaneció fiel hasta el final, incluso en prisión. Al igual que él, esforcémonos por perseverar en nuestra misión con fidelidad, sin importar los desafíos que enfrentemos.

Oración

Señor, te pido que mi vida y servicio reflejen el ejemplo de Juan el Bautista y, sobre todo, el de Jesús. Ayúdame a disminuir para que tú crezcas, a ser humilde en cada acción y a servir a los demás con amor y fidelidad, incluso en la adversidad. Que mi misión sea siempre glorificarte y avanzar tu reino. Amén.