Cuando Todo Parece PerdidoMuestra

¿Dónde está Dios? ¿Me quedé sin propósito? ¿Dios se cansó de mí? ¿Ahora qué hago? Son algunas preguntas que nos hacemos cuando creemos que todo está perdido…

Existen momentos en la vida en los que experimentamos una sensación de vacío absoluto. Nos sentimos atrapados en una caja, pequeños, perdidos, indefensos; y, hacia cualquier lugar que volteemos la mirada, solo hay oscuridad. No hay nada delante de nosotros. Pensamos que Dios le permitió al diablo enterrarnos; nos sentimos a tres metros bajo tierra, en un ataúd con nuestros antiguos sueños, ilusiones y esperanzas, con todo lo que somos que ha “fallecido”.

Pero te tengo una buena noticia:

¡No estás enterrado! Estás sembrado.

Lucas 13:6-9: “Luego Jesús les contó la siguiente historia: Un hombre plantó una higuera en su jardín y regresó varias veces para ver si había dado algún fruto, pero siempre quedaba decepcionado. Finalmente le dijo al jardinero: Llevo tres años esperando y no ha producido ni un solo higo. Córtala, solo ocupa espacio en mi jardín". El jardinero respondió: "Señor, dale otra oportunidad. Déjala un año más, y le daré un cuidado especial y mucho fertilizante. Si el año próximo da higos, bien. Si no, entonces puedes cortarla".

Dios no va a permitir que fallezca nuestro espíritu. Estar sembrado puede sentirse como estar enterrado, pero la diferencia entre estos dos es que en Dios estamos sembrados para volver a nacer. No sé si lo sabías, pero para que una semilla se convierta en un árbol, primero debe morir.

Vi una prédica de Dante Gebel (te la recomiendo) que se llama “Estiércol para crecer”. ¡Wow! Qué revelación ha traído el Espíritu Santo a mi vida.

Con esta prédica, llegué a la conclusión de que todos esos problemas que hemos enfrentado—la falta de dinero, la enfermedad, el divorcio, la muerte de un ser querido, un despido o incluso una ruptura amorosa—son, en las manos de Dios, ese abono que necesitamos para crecer, claro, después de estar sembrados.