El Dios Que Nos SalvaMuestra

Aldehuela de Belén

En 1868, Phillips Brooks escribió el conocido himno “Oh aldehuela de Belén”. De manera clara y excepcional la primera estrofa describe lo siguiente: “¡Oh aldehuela de Belén! Afortunada tú, pues en tus campos brilla hoy la sempiterna luz. El Hijo tan deseado, con santa expectación, el anunciado Salvador, en ti Belén nació”.

El término “Aldehuela” hace referencia a un lugar aún más pequeño que una aldea. Si bien la ciudad de Belén era conocida como el lugar donde nació David, nunca fue un gran centro de atracción turística, nada interesante pasaba en ese lugar.

El pastor Sugel Michelén expresa en unas de sus predicaciones: “Cristo pudo haber nacido en Roma, que era la capital del Imperio Romano. Cristo pudo haber nacido en Atenas, que era la capital de la cultura de la Grecia antigua; o por lo menos pudo haber nacido en Jerusalén que era la ciudad más importante de Israel en aquellos días. Pero Dios escogió una aldea pequeña e insignificante, y dentro de esa aldea un establo mal oliente para la encarnación del Hijo de Dios”.

El éxito de la misión de Cristo consistiría en tomar el lugar de pecadores y ser tratado como tal. La humillación de Jesús es absolutamente escandalosa, pero a su vez completamente necesaria para nuestra salvación, ¡Ese fue el precio!