Salmo 86:11 El Deseo De Andar en La Voluntad De DiosMuestra
Enséñame y encamíname
Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre (Salmo 86:11).
Debido a que David sabía quién es Dios – no perfectamente, por supuesto, pero con gran entendimiento – su reacción natural fue someterse a ese Dios grande y misericordioso y pedirle que le enseñe. David reconoce la necesidad de ser instruido por Dios.
David ora con sabiduría, no sólo pidiendo por necesidades apremiantes, como mucho de nosotros hacemos. La mayoría de nosotros, cuando oramos, nos preocupamos por la liberación, la ayuda económica, la sanidad física, y cosas por el estilo. Pero David no pierde de vista la necesidad de ser instruido por Dios en sus caminos. David no sólo quería ser liberado de sus aflicciones; quería también andar en la voluntad de Dios y sujetarse a Él en obediencia.
Esta es una oración que David hizo muchas veces, como lo muestra el Salmo 25:4-5: “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salud: en ti he esperado todo el día”.
En este pasaje del Salmo 25:4-5 observamos tres peticiones que muestran la actitud de sujeción de David hacia Dios:
- Muéstrame (señálame, hazme conocer) tus caminos.
- Enséñame (instrúyeme, entréname) tus sendas.
- Encamíname (guíame, dirígeme) en tu verdad.
Este énfasis revela un deseo sincero en David de hacer la voluntad de Dios, al orar para conocer sus caminos, sus sendas y su verdad.
Necesitamos que Dios nos enseñe sus caminos y su verdad, para andar en rectitud, justicia y verdad; para experimentar su bendición; para no caer en los caminos del mal.
Y eso quiere decir que nosotros debemos caminar en la luz y el conocimiento que la palabra de Dios – la guía infalible e inerrable - nos proporciona, tal como lo expresa el Salmo 119:105: “Lámpara es tu palabra para mis pasos (caminos), luz en mi sendero”. Vivamos, pues, vidas en conformidad con las Escrituras.
Y también necesitamos tener corazones íntegros para temer su nombre: afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Esta oración es expresión del deseo del salmista de hacer la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es “buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Es lo mejor que nos puede ocurrir.
Acerca de este Plan
El salmista David desea con profundo anhelo y convicción ser fiel a Dios; pero sabe que todos sus esfuerzos serán en vano, y no se traducirán en verdadera piedad y santidad, sino es enseñado y guiado por Dios conforme a su voluntad. Sólo podrá agradarle a Dios si Él le ilumina su entendimiento y le guía. De allí su énfasis en su oración: Enséñame. Ese es el gemido de un corazón suplicante que desea hacer la voluntad de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/