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Naturaleza de Dios: La justicia de Dios

Leer: Deuteronomio 32:1-4; Salmo 9:7-8

EOAO: Deuteronomio 32:4; Salmo 9:7-8

“Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad y no hay maldad en él; es justo y recto"(Deuteronomio 32:4).

“Pero el Señor permanecerá por la eternidad; ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con rectitud" (Salmo 9:7-8).

En el texto

Entender la profundidad de la justicia de Dios es vital para entender Su rectitud. Deuteronomio 32:4 resalta la impecable imparcialidad y rectitud de Dios. Su justicia es el resultado de Su santidad, lo cual garantiza que Él siempre actúa correctamente y aborda el pecado de manera apropiada.

La justicia y la rectitud de Dios son inseparables. La justicia divina significa defender lo que es correcto. Porque Dios es justo, debe abordar el pecado. No sería santo si no lo hiciera. Dios se erige como el juez supremo, ejecutando la justicia de manera impecable e imparcial (2 Crónicas 19:7).

Es indispensable ver, además, que la justicia de Dios no invalida su misericordia ni su gracia. Estos atributos se unen en la cruz, el lugar en que Jesús tomó los pecados de la humanidad y pagó el precio de nuestro pecado por nosotros. A través del sacrificio de Cristo, la ira de Dios contra el pecado fue satisfecha, lo que nos permite recibir misericordia y gracia.

En un mundo donde todavía existe la injusticia y la gente que hace maldad y que, lamentablemente, a menudo prospera, podemos confiar en que un día Dios al final juzgará todos los pecados (Salmo 9:7-8). Como seguidores de Cristo, estamos llamados a reflejar la justicia de Dios protegiendo a los vulnerables y enfrentando el mal, mientras caminamos en humildad con nuestro Dios (Miqueas 6:8).

La justicia de Dios nos ayuda a entender lo que es la rectitud, enseñándonos que la verdadera rectitud encarna la imparcialidad, la integridad y la obediencia a los caminos de Dios, tal como se describe en las Escrituras. En tiempos de duda o frustración por las injusticias que nos rodean, podemos consolarnos sabiendo que Dios es un juez bueno, justo y amoroso. Su justicia prevalecerá hasta el fin y Su rectitud resplandecerá.

Oración

Querido Jesús, gracias por tu perfecta justicia y rectitud. Ayúdame a confiar en tu imparcialidad y a reflejar tu justicia en mi vida. Dame el valor para proteger a quienes son vulnerables en mi vida y actuar con justicia en todo lo que hago. En tu nombre, amén.