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La Vida Cristiana: Oración y obediencia

Leer: Filipenses 4:6; Juan 14:15-17; Santiago 1:22

EOAO: Filipenses 4:6; Juan 14:15; Santiago 1:22

“No estéis preocupados por nada, sino más bien, dad a conocer vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6).

“Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15).

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).

En el Texto

La oración y la obediencia están profundamente entrelazadas y son esenciales para nuestra relación con Dios. Filipenses 4:6 destaca la importancia de la oración en cada aspecto de nuestra vida, recordándonos que debemos llevar nuestras preocupaciones y necesidades ante Dios con un corazón agradecido.

La oración es nuestra línea directa con Dios. Es la forma en que expresamos nuestra gratitud, buscamos orientación, confesamos nuestros pecados, le pedimos todo lo que necesitamos e intercedemos por los demás. A través de la oración, desarrollamos una relación más profunda con Dios, alineando nuestros corazones con Su voluntad.

Dios escucha todas nuestras oraciones y es misericordioso al responderlas. Cuando Dios responde las oraciones, generalmente es una de tres respuestas: sí, no, o espera. Dios no está obligado a responder como queremos, pero Sus respuestas siempre son buenas.

Igualmente importante es nuestra respuesta a los mandamientos de Dios. La obediencia a la Palabra de Dios es una manifestación natural de nuestro amor por Él. No se trata simplemente de seguir reglas, sino de vivir de una manera que honre a Dios y refleje a Cristo.

La obediencia demuestra nuestra fe y confianza en Dios. Muestra que creemos que Sus caminos y pensamientos son superiores a los nuestros. Al obedecer Sus mandamientos, experimentamos las bendiciones y el crecimiento que vienen de vivir de acuerdo con Su voluntad.

La oración y la obediencia van de la mano. A través de la oración, buscamos la guía y la fuerza de Dios para obedecer Sus mandamientos. Al obedecer, nuestras oraciones se alinean más con Su voluntad y crecemos en nuestra fe. Juntas, nos moldean a la imagen de Cristo, ayudándonos a vivir vidas que glorifiquen a Dios.

Oración

Querido Jesús, gracias por el don de la oración y la guía de tu Palabra. Ayúdame a acercarme a ti con un corazón agradecido, presentando mis necesidades y preocupaciones en cada situación. Fortalece mi compromiso de obedecer tus mandamientos por amor a ti. Que mi vida te refleje, creciendo en fe y confianza cada día. En tu nombre, amén.