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Vida cristiana: La Gran Comisión

Leer: Mateo 28:16-20; Hechos 1:8

EOAO: Mateo 28:16-20; Hechos 1:8

“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:16-20).

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

En el Texto

Justo antes de ascender al cielo, Jesús les dio a sus discípulos una misión. Esta misión, conocida como la Gran Comisión, consiste en compartir el evangelio y ayudar a otros a crecer en su fe. Fue un mandato para los discípulos, pero también es un mandato para los creyentes de hoy. Nuestras vidas están destinadas a estar al servicio de dar a conocer a Cristo y mostrar su amor a quienes están cerca y lejos de nosotros.

A medida que profundizamos nuestra relación con Dios, somos transformados. A medida que experimentamos la gracia y la misericordia de Dios a diario, nos encontramos ansiando que nuestros seres queridos experimenten la misma gracia, misericordia y salvación que hemos encontrado en Jesús. Al compartir el evangelio, no solo participamos en un acto de amor, sino que también compartimos el don de la vida eterna a través de Cristo.

La directiva de Jesús en Hechos 1:8 enfatiza aún más esta misión. Esta promesa del empoderamiento del Espíritu Santo es una garantía reconfortante de que no estamos solos en esta tarea. Estamos equipados por medio del Espíritu Santo para ser sus testigos, comenzando por nuestras comunidades locales y llegando a las partes más lejanas del mundo.

Compartir el evangelio es una manera poderosa de amar a quienes nos rodean. La Gran Comisión nos llama a hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles a seguir a Jesús. Esta misión significa tener conversaciones personales, servir a los demás y apoyar la labor de evangelización global. En última instancia, compartir la esperanza que se encuentra en el evangelio es el mayor acto de amor.

Oración

Querido Jesús, gracias por la misión que me has encomendado. Dame poder con tu Espíritu Santo para ser un testigo valiente y amoroso de tu verdad. Ayúdame a compartir el evangelio con quienes me rodean y a apoyar la difusión de tu mensaje a nivel mundial. En tu nombre, amén.