Fundamento FirmeMuestra

La Iglesia: La comunión

Leer: Hechos 2:42-47; Hebreos 10:24-25

EOAO: Hechos 2:42; Hebreos 10:24-25

“Se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).

“Y tengámonos en cuenta unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre; al contrario, animémonos unos a otros,* y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:24-25).

En el Texto

La comunión es un aspecto importante de la vida cristiana, que refleja la comunidad y la unidad que Dios ejemplifica en la Trinidad. Hechos 2:42 ilustra la prioridad y el compromiso de la iglesia primitiva con la comunión.

Desde el principio, Dios nos creó para vivir en comunidad. En el Jardín del Edén, Dios caminó con Adán y Eva, demostrando que la comunión es parte integral de Su plan. Cuando participamos en la comunión regular con otros creyentes, encontramos fortaleza y aliento en nuestra fe. Reunirnos como cuerpo de iglesia nos recuerda quién es Dios, quiénes somos nosotros a la luz de Su carácter y la misión que tenemos para promover el reino de Cristo. Es donde podemos vivir el “unos a otros” de las Escrituras al estimularnos unos a otros en el amor y las buenas obras.

La comunión nos da la oportunidad de aprender unos de otros y de rendir cuentas. En una comunidad de creyentes, podemos confesar nuestros pecados, orar unos por otros y apoyarnos mutuamente en los altibajos de la vida. La confesión y la oración mutuas traen sanación y fomentan el crecimiento espiritual, fortaleciendo nuestro caminar con Cristo.

Jesús mismo demostró la importancia de la comunión al compartir comidas con sus discípulos. Estos momentos de partir el pan, enseñar y orar juntos muestran la profunda conexión y el apoyo que surge de vivir en comunidad. La comunión nos acerca a Dios y a los demás, creando una comunidad de creyentes amorosos y solidarios.

Oración

Querido Jesús, gracias por el don de la comunión. Ayúdame a priorizar la reunión con otros creyentes y a compartir nuestras vidas y nuestra fe juntos. Fortalece nuestras conexiones dentro del cuerpo de Cristo y utiliza nuestra comunión para animarnos y edificarnos mutuamente. Que nuestra comunidad refleje tu amor y glorifique tu nombre. En tu nombre, amén.