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Audaz, un Viaje de Obediencia y Valor hacia el Propósito de Dios

DÍA 1 DE 7

Cayeron mis paredes

La tierra de Moab inicialmente representó para Noemí y su familia la tierra de oportunidades en un momento donde había hambre en su tierra, Belén. Vemos en el capítulo 1 del libro de Rut que en los días en que los jueces gobernaban en Israel hubo mucha hambre. Nos relata cómo un hombre de Belén, llamado Elimelec, emigró a los campos de Moab junto a su esposa Noemí y sus dos hijos.

Cuando Noemí llegó a la tierra de Moab no pensó en la tormenta que llegaría sobre su familia. Inicialmente su esposo, Elimelec, muere y ella se queda sola con dos hijos en una tierra extraña. Puedo entender en parte lo que esta mujer experimentó porque mi momento de prueba llegó cuando menos lo esperaba, y las paredes que pensaba que eran muy sólidas, una a una comenzaron a ceder.

Luego de pasar por un terrible desierto de once años esperando la promesa de Dios de ser padres, vimos el milagro de nuestro hijo en el 2016. Esto puede representar esa salida de Belén a Moab; pero lo que nosotros no esperábamos era que casi tres años después, vendría para nuestra familia una prueba mayor.

Estas temporadas de prueba y adversidad vienen a sacudir nuestras vidas; vienen a derrumbar nuestras paredes. Son el principio para provocarnos a emprender nuestro viaje de salida de la tierra de Moab. A veces, sin darnos cuenta, colocamos muchas cosas por encima de Dios. Decimos “Dios es mi Rey”, pero no dejamos que Dios reine en cada aspecto de nuestras vidas. Es interesante ver que Elimelec, el nombre del esposo de Noemí significa “mi Dios es Rey”. Sin darme cuenta, por años había dado prioridad a cosas o a personas por encima de la voluntad de Dios. En ese tiempo tan sombrío, todo lo que había colocado en el lugar de Dios comenzó a caer. Eran paredes que mantenían mi vida completamente detenida. Declaraba “Dios es mi Rey”, pero la realidad era otra. Dios es mi Rey, pero vivía como esclava y como oprimida. No conocía realmente mi identidad como hija de Dios, no entendía la inmensidad de Su amor por mí.

Cuando cayeron mis paredes pude:

…Negarme a mí misma.

…Rendir todo mi ser.

…Renunciar a mi orgullo.

…Doblegar mi ego.

…Aprender a humillar mi corazón.

…Renunciar a todo por amor a Él.

No sabía en ese momento que el resultado de todo este proceso de derrumbe, de ver caer mis paredes, sería el comienzo de vivir y entender la autoridad que trae la humillación; el no aferrarse a quienes somos. La única forma en que nuestra relación, intimidad y autoridad se desarrolla es arrodillando el corazón.

En este punto del camino uno podría pensar que ya había muerto a lo que era necesario. Ya habían caído las paredes, y que de aquí en adelante las cosas serían más sencillas; pero entonces el camino comenzó a hacerse más estrecho. Fue un momento decisivo: ¿Te vas a detener o estás dispuesta a continuar?

Día 2

Acerca de este Plan

Audaz, un Viaje de Obediencia y Valor hacia el Propósito de Dios

Cada proceso en nuestras vidas nos coloca en la posición de tomar decisiones. Nos quedamos inmóviles o somos audaces en avanzar en medio de los procesos de la vida. En mi libro titulado “Audaz” comparto el trato de Dios con mi vida, el cual lo comparo con la historia de Noemí saliendo de la tierra de Moab. Es mi oración que mi travesía te fortalezca y te dé el valor para entrar a los retos de una nueva vida.

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Nos gustaría agradecer a Janet Patricia por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://a.co/d/4EK0Liv