Caminando con la gracia

En el momento en que Noemí llegó a su tierra, venía acompañada de Rut, su nuera moabita. Es importante conocer que los moabitas son descendientes de Lot, los cuales servían y adoraban a otros dioses. Además, estaba prohibido por la Ley de Moisés que los israelitas se unieran en matrimonio con los moabitas por causa de la inmoralidad e idolatría.

En el momento en el que Rut decide permanecer con su suegra, ella hace este compromiso o pacto con Dios y Noemí (Rut 1:16-18 TLA):

“Pero Rut le contestó: «No me pidas que te deje; ni me ruegues que te abandone. Adonde tú vayas iré, y donde tú vivas viviré. »Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras moriré, y allí mismo seré enterrada. »Que Dios me castigue si te abandono, pues nada podrá separarnos; ¡nada, ni siquiera la muerte!» Noemí no insistió más, pues comprendió que Rut había decidido irse con ella".

Con estas palabras Rut no sólo estaba realizando un pacto de fidelidad con Noemí; ella estaba renunciando a su nacionalidad, a sus costumbres, a sus dioses, su cultura. Ella estaba haciendo un pacto con Dios mismo. Aunque uno pudiera deducir que ella estaba decidiendo por una nueva vida, la verdad es que Dios estaba por cambiar su vida y la vida de sus siguientes generaciones.

Es impresionante ver la fidelidad de Rut hacia su suegra. Noemí estaba pasando por una terrible depresión por todas las pérdidas que tuvo y la nueva vida que tenía que enfrentar. La realidad es que no todo el mundo permanece a tu lado en los días de oscuridad, y no siempre el que está a tu lado tiene empatía por el dolor que estás cargando.

• Una Rut que no te juzgue por tu estado emocional.
• Una Rut que te acompañe en silencio en medio de tu duelo.
• Una Rut que se preocupe desinteresadamente.
• Una Rut que te permita llorar tus pérdidas.

Por muchos años me costaba mostrarme tal cual soy, con mis virtudes y con mis defectos. Lamentablemente la religiosidad fomenta este estilo de vida. Era más importante guardar las apariencias que trabajar con la esencia. Dios me enseñó que no hay nada de malo en que otros conozcan quienes somos realmente. Me ha enseñado a que no todo tiene que ser perfecto para que Él pueda cumplir su propósito en mí. Dios desde la eternidad nos diseñó para llevar a cabo Su propósito.

El capítulo 2 del libro de Rut nos relata como Rut decidió ir por más. Valientemente comenzó a trabajar recogiendo espigas. Lo que posiblemente ella no esperaba es que hallaría gracia ante los ojos del propio dueño del campo, el cual era pariente de Elimelec, quien había sido su suegro.

Rut fue obediente al sentir del llamado de Dios.

Dejó todo y esa fue la llave para ver el favor de Dios en medio de toda su vida. Muchas veces confundimos lo que realmente es la gracia. A veces pensamos que gracia es el carisma, nuestra capacidad de influencia en otros. Creemos que la gracia es tener ese brillo o persuasión para entrar a lugares o establecer nuevas relaciones. La gracia es algo otorgado por Dios. Es una dádiva.

Rut siguió recogiendo espigas con las trabajadoras de Booz hasta que terminó la cosecha de cebada y de trigo. Esta escena es una muestra de lo que hace la gracia. Lo he visto en mi propia vida. La gracia me ha abierto puertas que jamás pensé que Dios abriría para mí. Lo que aparentaba ser mi peor momento, donde solo se veían pedazos, la hermosa gracia de Dios me restauró e hizo todo nuevo.

A veces parece que caminamos solos, pero el que camina con el Poderoso Rey guiando sus pasos, camina en la gracia de Aquel que sostiene su vida.