Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los HechosEjemplo
Saliendo de la multitud
por Zac Rowe
Y cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaonia: “Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros” -- Hechos 14:11 (NBLA)<
En algún lugar profundo del tapiz que Dios tejió en ti y en mí, en la codificación de nuestra humanidad, por así decirlo, está esta misteriosa habilidad que destapamos cada vez que leemos una buena historia. En nuestra imaginación, ya sea que estemos ingresando al armario hacia Narnia o uniéndonos a la sala de guerra en un relato histórico de la Segunda Guerra Mundial, nuestras mentes creadas y creativas tienen una capacidad asombrosa para ponernos allí mismo en la acción. Me fascina no solo nuestra capacidad de imaginar a estos personajes y sus historias, sino también nuestra capacidad de identificarnos con ellos en nuestras propias historias, de relacionarnos con ellas de maneras tanto personales como universales.
Muchos leen los escritos de Pablo y al instante se identifican con él. Después de todo, ¿quién no tiene una espina en la carne que le está pidiendo a Dios que le quite (lee 2 Corintios 12:7)? ¿Quién no quiere aferrarse a la esperanza que se encuentra en todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (lee Filipenses 4:13)?
En Hechos 14, encontramos la verdadera historia de la misión evangelística de Pablo y Bernabé a los gentiles. Vemos a Dios empoderando a Pablo para sanar a los enfermos y avergonzar a los alborotadores religiosos. Él vence tanto la calumnia como la lapidación en esta porción de la Escritura. Es una prueba de que Dios impulsa a Pablo para avanzar y hace evidente para nosotros de cómo es una vida cuando se vive la realidad de "si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?" (Romanos 8:31).
¿Con quién te identificas cuando lees esta historia? Tal vez te identifiques con Pablo. O tal vez te veas reflejado en las acciones de Bernabé o de algún otro héroe bíblico y apóstol. ¿Yo? Bueno, siento convicción de ser transparente. Mucho más que el "hombre de Dios" que se levanta en las plataformas para sanar a los enfermos como señal de la aprobación de Dios hacia él, me veo a mí mismo entre la multitud. Conmovido y asombrado por las señales y los prodigios a mi alrededor, aun al recordar las palabras de Jesús de que una generación impía busca una señal (lee Mateo 16:4). Me encuentro una y otra vez queriendo conocer a Dios en su plenitud, queriendo acercarme a Él, pero en el momento crucial de la decisión, permito que Moisés vaya a la montaña para encontrarse con Dios sin mí (lee Éxodo 19 y 20), o me quedo dormido en el huerto cuando Jesús me pidió que orara (lee Mateo 26:36-46), o me uno a la multitud de personas, maravillándome de alguien que muestra una vida llena del poder de Dios que solo puede ser confiada a aquellos que son íntimos de Él (lee Hechos 14).
¿Qué estoy tratando de decir? Bueno, en lugar de decirte algo, quiero confesar. Con demasiada frecuencia, he recurrido a quienes considero sabios —líderes, filósofos, predicadores, pastores, profetas— para que me hablen de un Dios que ha anhelado revelarse a mí todo el tiempo. Tan innata como nuestra capacidad de apreciar una buena historia es nuestra propensión para buscar "dioses entre los hombres" como esta multitud en Hechos 14. Elevamos e idolatramos porque olvidamos que nuestro Dios no hace acepción de personas (lee Romanos 2:11).
Verás, querido amigo, incluso mientras lees estas palabras en este momento, el Señor te está llamando. Él no está llamando a otra persona en tu nombre. Nuestro Padre celestial omnipresente, omnisciente y de brazos abiertos te busca a ti.
Que tú y yo ya no busquemos un rey, porque ya tenemos Uno. Que tú y yo ya no busquemos una señal, porque Jesús ya fue entregado. Que tú y yo ya no dependamos de un intermediario terrenal, porque tenemos al Abogado Defensor, el Espíritu Santo, el Mediador de un nuevo pacto en Jesús, y cubiertos en la bendición del Dios Altísimo mientras buscamos caminar con Él.
Oración:
Señor Jesús, perdóname. No tengo más rey que Tú, oh Señor, y hoy mi corazón vuelve plenamente a ti. Gracias por recibirme como tuyo. Gracias por tu misericordia inagotable que es mejor que la vida. Dame gracia para caminar contigo y fortaleza para guardar tus mandamientos. Que mis caminos te agraden y mi corazón sea solo tuyo. Jesús, que pueda mirarte y no apartar la mirada. En el poderoso nombre de Jesús, amén.
Activación
- ¿Hay alguna confesión que debas hacer ante el Señor hoy? No permitas que nada te impida dar ese paso hacia tu Padre. Pídele al Espíritu Santo que te revele lo que necesitas llevar a Dios y ser fortalecido y animado a obedecer.
- Busca a Dios en oración, pidiéndole que se revele a ti de una manera más profunda y personal. Concéntrate en construir intimidad con Él, no a través de los demás, sino a través de tu propia relación.
- Elige un pasaje de la Biblia y sumérgete en la historia. Pídele a Dios que te ayude a identificarte con los personajes y que te muestre cómo sus caminos reflejan tu propio caminar espiritual. Escribe en un diario tus impresiones o convicción.
Para profundizar
Hechos 14; Hebreos 3:1; Hebreos 9; 1 Juan 2:1
Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este poderoso devocional da vida al libro de los Hechos para los creyentes de hoy. Descubrirás cómo a través del poder del Espíritu Santo, los primeros cristianos revolucionaron su mundo y cómo tú puedes hacer lo mismo. Escrito por 30 voces diferentes que comparten revelación fresca e historias personales, te inspirará y te empoderará para impactar tu mundo, a caminar con valentía, sabiduría y autoridad sobrenatural.
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Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: gatewaypeople.com