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Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los Hechos

DÍA 23 DE 30

Cuenta tus historias

por Wendell DePrang

Entonces Pablo dijo: «Soy judío, nacido en Tarso, una ciudad de Cilicia, y fui criado y educado aquí en Jerusalén bajo el maestro Gamaliel. Como estudiante de él, fui cuidadosamente entrenado en nuestras leyes y costumbres judías. Llegué a tener un gran celo por honrar a Dios en todo lo que hacía, tal como todos ustedes hoy. Perseguí a los seguidores del Camino, acosando a algunos hasta la muerte, y arresté tanto a hombres como a mujeres para arrojarlos en la cárcel. El sumo sacerdote y todo el consejo de ancianos pueden dar fe de que esto es cierto. Pues recibí cartas de ellos, dirigidas a nuestros hermanos judíos en Damasco, las cuales me autorizaban a encadenar a los seguidores del Camino de esa ciudad y traerlos a Jerusalén para que fueran castigados.
Cuando iba de camino, ya cerca de Damasco, como al mediodía, de repente una intensa luz del cielo brilló alrededor de mí. Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" -- Hechos 22:3–7.

Nuestro hijo de seis años, Jordán, corría por la habitación gritando, con la cara cubierta de sangre. Tenía un corte grande por encima del ojo y era muy grave. ¿Puntadas? Absolutamente. Entonces notamos que su ojo estaba fuera de su órbita . . . ¡PÁNICO! ¡¿Va a perder el ojo?! No podíamos hablar, solo gritábamos: "¡Jesús! ¡Jesús! ¡Jesús!" Le tapamos el ojo con un trapo y nos apresuramos al hospital.

Le dijimos al médico que su amigo lo golpeó accidentalmente en el ojo con un palo de golf. Inicialmente, pensamos en el peor resultado posible. El médico tenía un pronóstico ligeramente mejor: su vista estaría bien en el mejor de los casos, pero la lesión se le notaría para siempre. Sin embargo, semanas más tarde, vimos a Jordán jugando afuera con sus amigos (menos los palos de golf esta vez). No había cicatrices notables, su ojo estaba sólidamente en su lugar y tenía una visión perfecta. ¡A los DePrang se les ha dado un testimonio milagroso de la sanidad de Jesús!

Ahora usamos esta historia para animar a otros que experimentan un trauma repentino: "¡Dios no se intimida por lo mal que se vean las cosas! Los informes iniciales pueden ser sombríos, pero ¡calmémonos, oremos y esperemos el informe del Señor! La evidencia ante nuestros ojos no define el resultado para los hijos de Dios, Él decide". ¡Ese es nuestro testimonio!

El testimonio del apóstol Pablo de su experiencia en el camino a Damasco en Hechos 22 es un hábil recuento de Hechos 9. Pablo demuestra cómo volver a contar nuestras historias no es solamente una práctica de nuestra fe, es esencial. Piensa, si Pablo hubiera sido una persona reservada, reacia a compartir. Sin Pablo, ¿dónde estaría hoy la iglesia? Nos faltaría gran parte de la Biblia, eso es seguro. ¡La iglesia del mañana necesita saber lo que Dios hizo hoy! Grandes y pequeñas, tus historias tienen un poder sobrenatural para sanar.

Muchas veces, los testimonios no se cuentan porque atribuimos la obra de Dios a otra cosa. Tenemos un diagnóstico que dice que algo anda mal, y oramos fervientemente creyendo que Dios cambiará el resultado. Entonces Dios se mueve a nuestro favor, y testificamos: "¡No era lo que pensaban! ¡Era inofensivo!" Pero, de hecho, Dios hizo lo milagroso y transformó la preocupación en nada. Dios merece la gloria, y lo llamamos suerte o un diagnóstico erróneo. En lugar de eso, cuenta tu historia y dale gloria a Dios, ¡y la fe de la iglesia será edificada! Por ejemplo, di: "Las tomografías decían una cosa, pero cuando el médico miró más de cerca, descubrió que Dios ya me había sanado. La cirugía no fue necesaria, ¡alabado sea el Señor!"

Lamentablemente, muchos nunca cuentan sus testimonios por vergüenza. Se avergüenzan de sus historias incluso después de que Dios intervino para resolver el problema o redimir el dolor. El enemigo no quiere que adoremos a Dios, y no quiere que las personas sean liberadas a través de testimonios. Así que derrama vergüenza sobre nosotros y nos dice que nuestras historias solo nos causarán más dolor y vergüenza.

Realmente la verdad es que muchos de nosotros somos salvos hoy en día porque alguien valientemente contó su dramática historia, una historia tan fea que por lo general no se repetiría. Pero cuando esa fea historia se repite con el testimonio de la paciencia, el amor y la bondad de Dios, las personas son presentadas al Dios de la gracia. No dejes que el miedo y la vergüenza te impidan contar tu historia. Cuando combinas tu historia con la magnífica historia de la cruz y su poder, ¡el resultado es la salvación y la libertad para otros!

Nuestro testimonio no es exclusivamente nuestra historia de salvación. Algunos podrían decir: "Simplemente no tengo un testimonio poderoso". ¡Sí, lo tienes! Tienes un Padre bueno que te ama y te protege. ¡Cuéntaselo a los demás! ¡Ese es un gran testimonio, y tiene el poder del cielo para salvar y traer libertad a las personas! Muchas veces la historia de la fidelidad de Dios en tu vida se convierte en el testimonio que otra persona necesita en un momento de dolor.

Hoy tal vez la historia de cómo Dios te dio un trabajo puede animar a un amigo desempleado, o la historia de cómo Dios restauró tu matrimonio puede rescatar a una pareja herida. Un gran testimonio puede ser algo que viste o posiblemente un milagro que hayas presenciado. Algunas personas no necesitan "cosas", necesitan milagros. Bueno, amigo, la buena noticia es que he visto a Dios hacer milagros. . . ¡Y tú también puedes! La gente quiere oír hablar de las obras milagrosas de Dios, así que comparte tus historias. Comparte el milagro más grande de cómo Dios te buscó, te encontró y te salvó. Habla de cómo Dios sigue obrando en tu vida, y tu historia puede impactar a otra persona por la eternidad.

Oración

Señor, gracias por estar activo en mi vida. Perdóname por las veces que me he acreditado a mí mismo, a la medicina o incluso a la suerte algo que Tu hiciste por mí. Perdóname por no reconocer tu milagrosa y divina ayuda y bendiciones. Señor, ayúdame a ver como obras a mi alrededor, y usa mis historias de tu bondad para ministrar y animar a otros. Gracias por mis historias, grandes y pequeñas; las contaré todas. Señor, úsalas para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.

Activación

  • Pídele a Dios que te recuerde todas las cosas buenas que Él ha hecho en tu vida y escríbelas. Luego ora y pídele al Espíritu Santo que destaque a alguien con quien compartirlas.
  • Crea una "nota" en tu teléfono de todos tus testimonios, grandes y pequeños. Mi nota se llama "Las historias de Dios de los DePrang". Repásalas con frecuencia, manteniendo la nota actualizada y cronológica. Agradece al Señor mientras a menudo repasas y ensayas los detalles de su bondad.
  • Como disciplina de tu fe, aprovecha las oportunidades para entretejer tus historias en las conversaciones diarias. Cuanto más compartas con otros tus historias acerca de Dios, más impacto tendrá tu vida a la luz de la eternidad.

Para profundizar

Hechos 22; Hechos 4:33; Lucas 8:39; Apocalipsis 12:11

Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?

Día 22Día 24

Acerca de este Plan

Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los Hechos

Este poderoso devocional da vida al libro de los Hechos para los creyentes de hoy. Descubrirás cómo a través del poder del Espíritu Santo, los primeros cristianos revolucionaron su mundo y cómo tú puedes hacer lo mismo. Escrito por 30 voces diferentes que comparten revelación fresca e historias personales, te inspirará y te empoderará para impactar tu mundo, a caminar con valentía, sabiduría y autoridad sobrenatural.

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Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: gatewaypeople.com