Sé Libre De La IraMuestra
Tu corazón batalla con deseos insatisfechos que resultan en enojo, pero el evangelio te satisface en Cristo.
Independientemente de si tu enojo es tu mayor lucha o no, la gran pregunta es: ¿qué te enoja?, ¿por qué permaneces enojada? Recuerda que la ira es pecado. Simple. La ira es resultado de la caída en Génesis 3; inmediatamente en Génesis 4 nos encontramos con un Caín que asesinó a su hermano Abel de forma deliberada. Según la Biblia, las causas del enojo son: el deseo de tener control a través de darte la razón o de que se haga lo que tú quieres; es tu egoísmo que desea que todo se haga conforme a tu voluntad; desconfianza en la soberanía de Dios; no te parece justo lo que ha ocurrido como si Dios no estuviera al control; tus ídolos han sido tocados; la frustración y la tristeza te dominan.
Sea cual sea la raíz de tu enojo, reconoce que proviene del corazón que engloba la mente, los deseos y las motivaciones. Puedes habituarte a responder con enojo, pero seguramente respondes por razones o creencias equivocadas sobre ti, sobre Dios y sobre las situaciones que acontecen. Es decir, tu enojo no es solo una reacción, sino que tiene una raíz más profunda. La causa de tu enojo no tiene que ver con que tus padres fueron enojadizos y, por tanto, su trato fue áspero, tampoco tiene relación con el hecho de que tus necesidades emocionales no fueron satisfechas o si los sufrimientos que pasaste no fueron atendidos; y aunque estas sí sean situaciones dolorosas y difíciles en tu vida, no puedes usarlas de excusa para enojarte deliberadamente. La realidad es que el enojo proviene del corazón pecador.
Todas debemos responsabilizarnos de lo que sale de nuestro corazón, solo así podemos encontrar el perdón y la gracia de Dios para recibir su paz, su instrucción y la convicción de su Palabra. Recuerda: «porque de la abundancia del corazón habla su boca.» (Lc 6:45c). El evangelio te recuerda que: eres una nueva criatura y, por ende, puedes y debes responder diferente. El Espíritu Santo está en ti para ayudarte a entregar el enojo y las causas de tu enojo, perdonar y pedir perdón, así como reconocer que no tienes el control de nada, que necesitas descansar en el Señor y que Él te está mostrando algo de tu corazón para el bien de tu alma.
- Aprende: Lee Jeremías 17:9-10 y responde:¿Cómo está tu corazón?
- Vive: ¿Cuál es la raíz de tu enojo? Pregúntate: ¿Qué me irrita? ¿Qué me frustra? ¿Estoy dispuesta a enojarme y, por tanto, pecar para conseguir lo que quiero? ¿Manipulo? ¿Qué deseo me domina? ¿En qué pienso constantemente? ¿Cómo reacciono a los «no» de Dios? ¿Soy agradecida con Dios? Lee Proverbios 29:11 y ora al Señor para que te ayude a entregar lo que habita en tu corazón.
- Lidera: Haz un diagrama en el que puedas ejemplificar estas preguntas a tu amiga o a tu grupo de hermanas, tengan buenas conversaciones y ayúdense a confiar en Dios.
Oración
Padre, perdónanos porque no nos habíamos dado cuenta de que tenemos enojo en nuestro corazón cuando las cosas no salen como deseamos. Ayúdanos a ver con tus ojos nuestro corazón antes de culpar a otros o a nuestro pasado. Recuérdanos que en ti encontramos refugio, consuelo, claridad y perdón. Te entregamos nuestro enojo, ayúdanos a ser más conscientes de nuestros pensamientos y reacciones para que honremos tu nombre. En Cristo. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
La ira no obra a la justicia de Dios, pero la justicia de Cristo obra para que dejes el enojo.
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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: reformadas.com