Corazón de NiñoMuestra
Dependencia de un niño
Esos días que compartí con mi sobrinito, entendí que dependía completamente de quienes le cuidaban, en mi caso, esos días que lo llevaba a pasear, fui el “cuidador designado”. Mientras todos perdían la paciencia con el bebé rápidamente (y les aseguro que era justificado), decidí intentar pensar como él pensaba y la respuesta que buscaba. Entendí que él jamás podría haber conocido el mundo que le presente si yo no lo llevaba, pues, aunque le diera las llaves del carro, jamás podría conducir, tampoco si le hubiera pagado un taxi para que lo llevara donde él quería, ni mucho menos montarlo en un autobús público; la salida de ese niño dependía completamente de que yo o alguien adulto designado pudiera llevarlo. El bebé tampoco estaba en la capacidad de decir dónde quería ir, o qué quería hacer, por lo que como adultos, pensamos lo que sería agradable que viviera como experiencia según su edad. Por ello lo llevé a un parque infantil acorde a su edad; allí estaría bajo el cuidado de mis ojos.
Eso me hizo entender que a veces no sabemos qué queremos o necesitamos; hay cosas que vamos descubriendo y experimentando con el tiempo, y siempre hay alguien que nos enseña algo, pero sobre todo está Dios, que sabe qué nos va a gustar, qué nos hará sentir bien, qué es lo que a nuestra edad podemos experimentar y qué no, ese Dios cuidadoso que jamás despega sus ojos de nosotros cuidándonos, velará por nuestro bienestar, incluso cuidándonos muchas veces hasta de nosotros mismos con nuestras malas decisiones.
Cuando Jesús oró por los niños, la Biblia menciona que se los LLEVARON, para que los bendijese, no fueron solos, y aun así, los discípulos veían como una especie de molestia para el maestro la irrupción de los niños, y convengamos en algo: esa dependencia de los niños hacia los adultos resulta ser molestosa, porque demanda atención, paciencia y tiempo, pero jamás molestará a los padres de dicho niño, y eso nos muestra que nosotros dependemos absolutamente de Dios, que nos lleve y nos saque de lugares constantemente según Él lo decida; sin duda que fastidiaremos a algunos, pero jamás jamás jamás al Padre.
El corazón de un niño es dependiente del Padre, nunca he visto a un niño preocuparse por comprar alimentos, por el aumento del dólar, por las noticias diarias. Un niño reposa tranquilamente cuando papá o mamá está cerca. Ese corazón lleno de paz porque papá está cerca es el que quiere Dios enseñarnos. Pese al regaño e impedimento de los discípulos, Jesús les dijo: "DEJADLOS VENIR A MÍ no se los impidáis",y si tenemos ese corazón de niño, nada puede impedirnos acercarnos a Él.
Acerca de este Plan
El Señor Jesús nos encomendó la tarea de ser como niños, porque de los tales es el reino de los cielos. La gran pregunta es: ¿A qué se refería exactamente nuestro Señor? Te invito a que reflexionemos juntos en este pasaje, porque para ganar el Reino de los cielos debemos ser como niños, y para ello debemos entender en qué sentido debemos hacerlo.
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Nos gustaría agradecer a Jann Luis Quintero por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: iglesiadelacruz.com