El gozo no depende de las circunstancias

Cuando hablamos de gozo, es fácil pensar en una emoción pasajera, algo que aparece cuando las cosas van bien. Pero el gozo del que habla la Biblia va mucho más allá. No depende de lo que sucede a tu alrededor, sino de lo que Dios está haciendo dentro de ti. Es una alegría profunda, firme, que nace de saber que estás en las manos de un Padre que no falla.

Pablo escribió sobre el gozo desde la cárcel. Habacuc lo declaró en medio de la escasez. Jesús lo prometió antes de ir a la cruz. ¿Qué tenían en común? Ninguno de ellos estaba en una situación cómoda. Sin embargo, entendieron que el gozo es una consecuencia de la presencia de Dios, no de la ausencia de problemas.

El gozo bíblico no ignora el dolor ni niega la realidad. Simplemente se niega a dejar que esas circunstancias tengan la última palabra. Es una decisión diaria de vivir desde la esperanza, de recordar quién es Dios, de agradecer incluso cuando hay poco que celebrar.

Elige lo mejor:

No pongas tu gozo en cosas que cambian. Aférrate a la presencia de Dios, que es constante, incluso cuando todo lo demás se mueve.

Desafío para el día:

Haz un alto en tu día y escribe tres cosas por las que puedes agradecer hoy, aun si estás enfrentando momentos difíciles. Luego, pídele a Dios que renueve tu gozo, no por lo que tienes, sino por quién es Él.