Una fe irresistibleMuestra

Día 2 – ¿Qué significa realmente ser profundo?

Reflexión:

Cuando alguien dice: “Esa enseñanza no fue muy profunda”, al salir de alguna reunión de iglesia, normalmente se refiere a que no le dio información nueva, complicada o rara. Pero Jesús no definía lo profundo así.

Él dijo: “El que escucha mis palabras y las pone en práctica es como el hombre sabio que construyó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24). Santiago lo repitió de otra forma: “No se contenten solo con escuchar la palabra… llévenla a la práctica” (Santiago 1:22).

Lo profundo no es llenar tu cabeza de datos, sino dejar que tu fe estire tus pies, tu cartera, tu tiempo y tus relaciones. Un cristiano “profundo” no es el que cita griego o hebreo en cada frase, sino el que perdona cuando sería más fácil guardar rencor, el que da generosamente aun cuando no sobra, el que sirve sin buscar aplausos...

La iglesia primitiva conquistó al Imperio romano no por sus tratados teológicos, sino porque la gente veía cómo vivían los seguidores de Jesús: cómo amaban, cómo compartían, cómo cuidaban de huérfanos y viudas.

Aplicación:

Hoy pregúntate: ¿Estoy buscando más datos… o más obediencia? Haz algo incómodo que te estire la fe: perdona, sirve, da, habla de Jesús a alguien. Eso es irte a lo profundo.

Oración:

Señor, quiero dejar de medir la profundidad de mi fe por la cantidad de información en mi cabeza. Enséñame a vivir lo que ya sé. Hazme un seguidor que ama, perdona y da de manera que otros vean a Jesús en mí. Amén.