Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

El Llamado a Cuidar: Me siento como un hipócrita Es difícil decirles a los hijos adolescentes que no fumen cuando usted lo hace; es difícil lograr que tomen en serio los estudios cuando siempre escuchan historias acerca de cómo desperdició sus años en la universidad. Puede que parezca muy difícil llevar a alguien a tomar a Dios en serio cuando todos saben que en su vida hay cosas que lo avergüenzan. Si se necesita un pasado completamente limpio para hablar en favor de Dios, a nadie se le permitiría jamás pronunciar una sola palabra. Noé, David, Salomón y Pedro hicieron grandes cosas por el reino y fueron grandes testigos, pero también fueron miserables pecadores. Esta es la honesta confesión de san Pablo: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna” (1 Timoteo 1:15-16). A veces, un humilde joven malo perdonado es más creíble que un presumido santurrón.El Llamado a Cuidar: Me siento como un hipócrita Es difícil decirles a los hijos adolescentes que no fumen cuando usted lo hace; es difícil lograr que tomen en serio los estudios cuando siempre escuchan historias acerca de cómo desperdició sus años en la universidad. Puede que parezca muy difícil llevar a alguien a tomar a Dios en serio cuando todos saben que en su vida hay cosas que lo avergüenzan. Si se necesita un pasado completamente limpio para hablar en favor de Dios, a nadie se le permitiría jamás pronunciar una sola palabra. Noé, David, Salomón y Pedro hicieron grandes cosas por el reino y fueron grandes testigos, pero también fueron miserables pecadores. Esta es la honesta confesión de san Pablo: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna” (1 Timoteo 1:15-16). A veces, un humilde joven malo perdonado es más creíble que un presumido santurrón.