Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

El Peligro: El enemigo El 7 de diciembre de 1941, los aviadores navales del imperio japonés lograron una sorpresa total en el ataque que lanzaron sobre Pearl Harbor en la madrugada de ese día. Absolutamente ninguno de los que portaban el uniforme de los Estados Unidos los vio llegar; es más, cuando volaron directamente sobre sus cabezas los bombarderos, los aviones torpedo y los ceros con la insignia del “sol naciente”, la mayoría de los integrantes del personal de los EE.UU. pensaron que se trataba de un ejercicio de entrenamiento. Nosotros tenemos un enemigo agazapado en el infierno que es más peligroso que el imperio japonés y que cualquiera otra amenaza y mal terrenal, todo en uno. Satanás, el príncipe de las tinieblas, se ha empeñado en destruir la relación que existe entre los creyentes y su Salvador Jesús, y hace planes para disfrutar plenamente de los sufrimientos que les pueda ocasionar. Con mucha frecuencia, los individuos no ven su perverso trabajo y los toma por sorpresa la destrucción que ocasiona. San Pablo escribió: “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Una de las grandes tragedias de Pearl Harbor fue que los operadores de radar de los Estados Unidos habían seguido a los aviones japoneses cuando todavía estaban a cientos de kilómetros al norte de Oahu, pero dieron poca información, y no les creyeron lo que informaron. Será mejor que usted escuche a San Pablo, él le está diciendo la verdad.El Peligro: El enemigo El 7 de diciembre de 1941, los aviadores navales del imperio japonés lograron una sorpresa total en el ataque que lanzaron sobre Pearl Harbor en la madrugada de ese día. Absolutamente ninguno de los que portaban el uniforme de los Estados Unidos los vio llegar; es más, cuando volaron directamente sobre sus cabezas los bombarderos, los aviones torpedo y los ceros con la insignia del “sol naciente”, la mayoría de los integrantes del personal de los EE.UU. pensaron que se trataba de un ejercicio de entrenamiento. Nosotros tenemos un enemigo agazapado en el infierno que es más peligroso que el imperio japonés y que cualquiera otra amenaza y mal terrenal, todo en uno. Satanás, el príncipe de las tinieblas, se ha empeñado en destruir la relación que existe entre los creyentes y su Salvador Jesús, y hace planes para disfrutar plenamente de los sufrimientos que les pueda ocasionar. Con mucha frecuencia, los individuos no ven su perverso trabajo y los toma por sorpresa la destrucción que ocasiona. San Pablo escribió: “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Una de las grandes tragedias de Pearl Harbor fue que los operadores de radar de los Estados Unidos habían seguido a los aviones japoneses cuando todavía estaban a cientos de kilómetros al norte de Oahu, pero dieron poca información, y no les creyeron lo que informaron. Será mejor que usted escuche a San Pablo, él le está diciendo la verdad.