Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

Es Mi Propia Familia: Es mi esposa “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la iglesia”, ese es el encargo y la comisión que san Pablo les dio a todos los esposos cristianos de todos los tiempos. Ámenlas, pero no como James Bond o Hugh Hefner “aman” a sus novias; ámenlas como Cristo nos ama a nosotros, es decir, incondicional y gratuitamente, de forma permanente y con paciencia. Eso significa que las sigan amando aunque se aparten de la fe y parezca que se convierten en un ancla en el bote de su fe. El verdadero amor, el amor de Cristo, no fluctúa como los sentimientos. El amor de Cristo no se origina en las glándulas sino en la cabeza; es una elección, una decisión que usted toma. “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:7). El amor que es como el de Cristo es irresistible. Esposo, mientras esté impulsado por el amor que Cristo tiene para usted, tendrá amor para darle a su esposa. Protéjala (ella fue diseñada para responder a su fuerza). Confíe en ella (usted no puede creer por ella). Nunca pierda la esperanza (la edad de los milagros no ha terminado). Persevere (la fuerza de un hombre no está sólo en sus músculos).