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Estar siempre alegresMuestra

Estar siempre alegres

DÍA 7 DE 7

     La felicidad y la oración
 

    Jeremías vio a Dios con enojo, pero después se rectificó y dijo «No   obstante aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡El   fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan».   Lamentaciones 3:21-22 (NTV). Dejó de ser subjetivo y sanó al sacar su dolor y   resentimiento. Podríamos decir que lo clavó en la cruz e hizo la oración de   fe porque entendió que Dios no abandona a nadie y, aunque siente dolor, se   compadece debido a la grandeza de su amor inagotable, pues no se complace en   herir a la gente o causarle dolor. Entonces, cuando el Señor nos dice «NUNCA   dejen de orar», nos pide «estén alerta porque hay un enemigo real, tengan   cuidado con el mundo, no se dejen controlar por la carne...». Cuando el diablo,   la carne o el mundo nos dicen «huye, sal corriendo, suicídate»; debemos   confesar «no me rendiré porque Dios está conmigo y no me dejará ni   desamparará». Cuando viene el dardo del enemigo a traer tristeza, la salida   está en nuestra oración de fe. Cuando el diablo, la carne o el mundo vienen a   decirnos «divórciate, no hay esperanza», nuestra oración debe ser «que no   separe el hombre lo que Dios unió». Cuando el diablo, la carne o el mundo   vienen a decirnos «deprímete, deja de cantar, tómate "una"»; ¿qué   decimos?: «no porque el gozo de Dios es mi fortaleza». Esa es una oración de   fe.
 

    Dios nos dice «Estén SIEMPRE alegres», «NUNCA dejen de orar». No dice   «confiesen lo que el diablo, la carne o el mundo les dice»; afirma «NUNCA dejen   de orar»: una oración de fe y victoria. Cuando el enemigo, la carne o el   mundo nos dice «peca, nadie te ve ni lo sabrá»; debemos decir «aunque esté en   mí, me cueste y tenga ganas de desobedecer, no dejare que el pecado reine en   mí».
 

    ¿Oramos lo suficiente?       

Día 6

Acerca de este Plan

Estar siempre alegres

Cuántas   veces te has preguntado: ¿soy feliz?, ¿qué me falta para serlo?, ¿por qué, si   tengo dinero, no estoy siempre alegre?, ¿por qué puedo reír y después   sentirme vacío? En este devocional encontrarás la dirección para la real   felicidad, la que solo proviene de Dios.

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Nos gustaría agradecer a Andrés Corson en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://supresencia.com y http://www.elcentronetwork.com.