Ser como Cristo

Existe un fenómeno curioso en las iglesias.  Ponemos mucho énfasis en tomar la decisión de entregarnos a Jesús y llegar a ser hijos de Dios, y con mucha razón. La vida como hijo de Dios empieza por llegar a poner tu fe o confianza en Jesús completamente y entregarte a Él, por tomar la decisión de seguirle, por arrepentirte y bautizarte. No obstante, a veces no explicamos cómo vivir como un hijo de Dios después de tomar esta decisión. Así comunicamos algo parecido a: «Ya te has bautizado. Ahora solo ven a la iglesia cada semana y vive una vida buena.»  

¿Hay algo más?

¡Sabemos que seguir a Cristo tiene que ser más que sólo evitar vicios y asistir a las reuniones de la iglesia! Piénsalo, si el Dios todopoderoso del universo es tu Padre, si Él te ha perdonado y si eres seguidor de su Hijo Jesús, ¿no crees que esta vida consistirá en algo más que ir a una iglesia y evitar ciertos hábitos? 

La realidad es que sí, hay algo más. Ser un hijo de Dios no es sólo conseguir la salvación y tratar de ser una buena persona después. Ser hijo de Dios nos transforma la vida; es el cambio más radical que uno puede tomar; es una vida que tiene un nuevo propósito.

Idea grande: Dios quiere que sus hijos sean más y más como Cristo

Dios dice que si somos sus hijos debemos imitar a Jesús y así llegar a ser como Él. Imitar a Jesús es tratar a otros como Jesús los trataba, vivir cerca de Dios como Jesús vivía y trabajar para Dios como Jesús lo hacía.

La meta verdadera de seguir a Cristo es llegar a ser como Cristo

Alcanzar esta meta requiere dos componentes: 

1. Vivir en un estado de progreso constante. Debemos permitirle a Dios que nos cambie progresivamente para que podamos llegar a ser más y más como Cristo.
2. Una motivación transformadora. ¿Qué motiva al cristiano a vivir así? Este estilo de vida requiere una motivación que genuinamente nos puede transformar, más que simplemente desear mejorar o ser diferentes para agradar a otros. Esta motivación para vivir una vida de cambios constantes y ser más y más como Cristo es la misma salvación que hemos recibido de Dios por Jesús. Debemos desear agradar a nuestro Padre. Por ser hijos de Dios es por lo que debemos querer ser más y más como Cristo. El Evangelio es esta motivación transformadora.

¿Cómo cambiamos a ser más como Cristo?

1. Dios nos cambia. El Espíritu Santo nos hace nacer de nuevo cuando entramos en Cristo, y luego continúa transformándonos a la imagen de Jesús.
2. Nuestros hábitos nos cambian. El Espíritu Santo usa diferentes hábitos para efectuar esta transformación en los hijos de Dios. Al vivir con estos hábitos como parte de nuestra vida diaria, colaboramos con nuestro Padre en el proceso de llegar a ser más como Cristo.

En este estudio, veremos cuatro prácticas o hábitos que nos llevarán a ser más como Jesús.  Son cuatro disciplinas que crean un ambiente dentro de nosotros a través del cual Dios nos hace madurar y nos cambia.