Libre en Cristo Muestra

Una negación desmemoriada 

La reacción ante la frase «conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» no sólo muestra corazones endurecidos sino también una tremenda falta de memoria y objetividad. «Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices que seremos libres?». ¿Jamás? Te olvidaste de Egipto, de cómo serviste duramente durante 400 años, injustamente, después que mediante José, Dios conservó a Egipto para proteger a su pueblo. Te olvidaste de la matanza de los niños, de la humillación continua, cómo no puedes recordar. 

Te olvidaste del tiempo de los Jueces, cuando de diferentes maneras, pero siempre por abandonar a Dios, ya en la tierra prometida, fuiste siervo de pequeñas tribus a tu alrededor. Te olvidaste de Babilonia, cuando Dios cansado de tu persistencia en la idolatría y de haberte enviado tantos profetas que te amonestaran y te advirtieran, dijo basta y durante 70 años, solo porque Él fijó ese límite, fuiste cautivo entre los caldeos. Te olvidaste que ya desde hace unos cuantos años, estás bajo el yugo del Imperio Romano, quien te pone sus gobernantes y te fija los límites según sus leyes y te hace pagar los tributos para el César. 

Requiere un duro esfuerzo tratar de olvidar todo esto, pero es un trabajo inútil, pues aunque uno se crea que es verdaderamente libre, todos los demás saben que no es así. Todo esto no es otra cosa que un intento fracasado. Jesús les respondió: «Les aseguro, que todo el que hace pecado, esclavo es del pecado… Así que, si el Hijo les liberta, serán verdaderamente libres». «Nadie es más esclavo que el que se cree libre sin serlo». Goethe. Porque aunque alguno pudiera decir, revisando la historia de su país, que como pueblo nunca fueron esclavos, sí hay una esclavitud de la que todos hemos sido participantes y muchos lo son aún y es la esclavitud del pecado.