Libre en Cristo Muestra
Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado
La palabra «todo» traspasa toda frontera que el hombre pueda trazar. No es solo cuestión de razas, nacionalidades, estatus social o económico, edad o sexo, la palabra no excluye a ninguno y entonces la esclavitud, también es de todos. Es mucho más cruel, hostigadora, persistente y controladora que cualquier otra esclavitud que podamos imaginar, incluida la que ejercerá el Anticristo durante la Gran Tribulación.
Toda esta opresión es la que produce el pecado en el interior de una persona, por eso coincidimos con el filósofo griego Pitágoras que dijo: «No es libre el hombre que no puede dominarse a sí mismo». Para poder comprender con mayor claridad la dimensión de la libertad en Cristo, se hace esencial reconocer de qué nos libera y por lo tanto qué es lo que dejamos atrás.
«Libres del pecado, para ser siervos de la justicia». Podemos plantarnos con un no rotundo, pero eso es sólo una parte del cambio, porque ahora, en Cristo, estamos para servir a la justicia, que significa servir a Dios en sus obras justas.
«Cristo se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios». El presente siglo malo, no es otra cosa que el mundo en el que nos ha tocado vivir. El hecho es que este mundo tiene una poderosa corriente, impulsada precisamente, por el príncipe de este mundo, el diablo. Muertos espiritualmente, como estábamos sin Cristo, no teníamos otra opción que ser arrastrados por donde ella quisiera. Pero ahora en Cristo, es posible pararse contra la corriente, porque tenemos vida y poder para ello.
«Esperar de los cielos a su Hijo… quien nos libra de la ira venidera». La ira venidera es el juicio de Dios sobre este mundo a causa del pecado. Es el destino para los que no tienen esperanza, no es el nuestro que, como hijos de Dios, se nos ha dado vida eterna.
«Librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre». En relación directa con el punto anterior se acabó para siempre el temor a la muerte. Esa inseguridad que lleva a la humanidad a hacer cualquier cosa con tal de extender un poco más su existencia terrenal. Deberían realmente temer, porque sin Cristo, no sólo que la muerte llegará en el momento designado por Dios, sino que luego, lo único que queda es un juicio condenatorio.
Acerca de este Plan
La libertad es una de esas cosas que no se valoran hasta que se pierden y como la mayoría de nosotros jamás estuvo preso, no conoce otra vida que la de fuera de la cárcel y entonces solo entendemos en parte la bendición que la libertad representa.
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Nos gustaría agradecer a José Jordán en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.palabradevida.org.ar y www.elcentronetwork.com