Crezcamos en fe, amor y santidad Muestra
Amor hacia todos
No podemos escoger a quien amar. Debemos amar a nuestro prójimo, es decir a todas las personas con las que entremos o podamos entrar en contacto. Creo que por la naturaleza del amor, un creyente autentico es aquel que por estar libre de temor, puede vivir en libertad y amar a sus enemigos al igual que a los demás. El sermón del monte y todo el evangelio del reino es una buena pauta para revisarnos.
No obstante, debemos entender que esta expresión de amor, no es el resultado de una actitud sentimental ni filantrópica, ni el esfuerzo de una devoción religiosa, sino fruto de la naturaleza divina que manifiesta la esencia del carácter de Dios, que es amor.
Ágape, es el amor más alto y sublime, es el amor que Dios tiene por todos los hombres. Es el amor noble y genuino que busca el bienestar integral y espiritual de todos. El hombre no nace con este amor, sino que lo obtiene solo por medio de ser transformado por el evangelio del reino. Dios no siente amor, ni tampoco tiene amor, sino que en naturaleza y esencia Él es amor, y lo imparte a sus hijos a través de la naturaleza divina, de la cual los hace participantes, para por medio de ellos, expresarlo de forma real y tangible en el mundo.
Es por eso, que sigue siendo esencial «abundar en amor unos con otros». Ese amor, sin embargo, conoce una nueva ampliación. Se plantea que el amor entre los hijos de Dios, debe extenderse en amor a todos. De tal manera, que todos los hijos de Dios deben recordar los diferentes textos bíblicos en los cuales el Espíritu Santo habla de la comunión correcta que los miembros del cuerpo de Cristo deben tener los unos con los otros.
Este amor nunca es un simple sentimiento o emoción, sino una actividad de servicio dirigida a los demás. La expresión «el amor hacia todos», completa la expresión del amor mutuo, en la vida interior de la propia comunidad. Si bien, Pablo marca una diferencia de los creyentes con el resto de la humanidad, tanto gentil como judía, porque no tienen fe, no quita la responsabilidad de la extensión del don del amor hacia todos. Por el contrario, la comunidad de los redimidos es impulsada a establecer esta relación de amor con el conjunto de la humanidad, porque es una comunidad inclusiva, apostólica y de reino.
Acerca de este Plan
El amor de Dios, nos mueve a vivir para Dios. El que ama a Dios, se refugia en Dios en tiempos de necesidad. Es el amor a Dios, una virtud que dispone nuestro corazón para deleitarse en el hecho de que Dios sea glorificado. Queremos ver su crecimiento en la fe, en el amor y en la santidad, para que el nombre de Dios sea glorificado y el reino de Dios sea manifestado con poder.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com