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Crezcamos en fe, amor y santidad

DÍA 8 DE 8

La santificación verdadera

La verdadera santificación no consiste en sentimientos religiosos pasajeros

Cuán peligroso resulta para el creyente, tomar los sentimientos y emociones, experimentados en ciertas reuniones como evidencia segura de un nuevo nacimiento y de una obra de santificación. No conozco ningún peligro mayor para el alma. El proceso de santificación del creyente no se da por la intensidad de sus sentimientos en los cultos, sino por la profundidad en el entendimiento y conocimiento de la verdad de Cristo, ya que una genuina santificación no consiste en un mero formalismo y devoción externa, sino la formación interna de la naturaleza santa que tiene su manifestación evidente ante los demás.

Miles de personas se imaginan que la verdadera santidad consiste en la cantidad y abundancia de los elementos externos de la religión, la observancia de las fiestas religiosas, la participación en un culto litúrgico mecánico, la auto-imposición de austeridad y abnegación en cosas irrelevantes, una manera peculiar de vestir, ayunar, y otras prohibiciones. Probablemente muchas personas hacen estas cosas por motivos de conciencia, y realmente creen que con ello benefician a sus almas siendo más espirituales, pero en la mayoría de los casos esta religiosidad externa, no es más que un burdo sustituto de la santidad.

La santificación no consiste en un abandono del mundo y de las obligaciones sociales

Con el correr de los siglos, muchos han caído en esta trampa en sus intentos de buscar la santidad. Cientos de ermitaños se han confinado en algún desierto o cueva, también miles de hombres y mujeres se han encerrado entre las paredes de monasterios y conventos, movidos por la vana idea que de esta manera escaparían del pecado y conseguirían la santidad. 

La verdadera santidad no aísla al creyente de las dificultades y las tentaciones, sino que hace que éste les haga frente y las supere. La gracia de Cristo en el creyente no lo convierte en una planta de invernadero, que sólo puede desarrollarse bajo abrigo y protección, sino que lo compara con los cedros del Líbano, el árbol junto a las corrientes de las aguas, la palma, la vid, que son fuertes, vigorosos y pueden florecer en medio de cualquier ambiente y circunstancia. 

Es esencial a la santificación, que desempeñemos nuestras obligaciones allí donde Dios nos ha puesto, como la sal en medio de la corrupción y la luz en medio de las tinieblas. Jesús dijo en su oración antes de la cruz, al rogar al Padre por los suyos: «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal».

Este devocional, un referente para nuestro clamor en favor de todos los redimidos en todo lugar, en quienes queremos ver su crecimiento en la fe, en el amor y en la santidad, para que el nombre de Dios sea glorificado y el reino de Dios sea manifestado con poder.

Escrituras

Día 7

Acerca de este Plan

Crezcamos en fe, amor y santidad

El amor de Dios, nos mueve a vivir para Dios. El que ama a Dios, se refugia en Dios en tiempos de necesidad. Es el amor a Dios, una virtud que dispone nuestro corazón para deleitarse en el hecho de que Dios sea glorificado. Queremos ver su crecimiento en la fe, en el amor y en la santidad, para que el nombre de Dios sea glorificado y el reino de Dios sea manifestado con poder.

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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com