Crezcamos en fe, amor y santidad Muestra
Santifícalos en tu verdad
Cristo oró por sus discípulos al Padre y le dijo, «santifícalos en tu verdad». No encontramos en la Escritura una expresión como «justifícales» con referencia a los creyentes, por cuanto éstos no pueden ser más justificados de los que en realidad ya han sido. Pero los justos, a medida que progresan más en su vida espiritual y en la proporción en que andan más íntimamente con Dios, crecen en su gracia y conocimiento de la verdad que los santifica.
La santificación depende, en gran parte, del uso de los medios espirituales
Por la palabra «medios», me refiero al estudio y vivencia de la Palabra, la oración con entendimiento, congregarse y tener comunión con otros miembros del cuerpo de Cristo, oír con fe la predicación de la Palabra de Dios, enfrentar con sabiduría la prueba y el sufrimiento, servir a los santos y otros más.
Como bien se comprenderá, que todos aquellos que de una manera descuidada y rutinaria hacen uso de estos medios, no harán muchos progresos en la vida de santificación. Y, por otra parte, no he podido encontrar evidencia de que ningún santo eminente jamás descuidara estos medios; y que son unos de los canales que Dios ha designado para que el Espíritu Santo supla al creyente con frescas reservas de gracia para perfeccionar la obra que un día empezó en el alma.
La santificación, aunque no justifica al hombre, agrada a Dios
Aun las acciones más santas del más santo de los creyentes de todos los tiempos, están más o menos llenas de defectos e imperfecciones. Cuando no son malas en sus motivos, los son en su ejecución; y de por sí, delante de Dios, no son más que «pecados espléndidos» que merecen su ira y su condenación.
«Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado»; «concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley». La única justicia se halla en nuestro representante y sustituto, el Señor Jesús. Su obra y no la nuestra, es la que nos da derecho de acceso al Padre, para disfrutar del trono de la gracia toda clase de misericordia. Sin embargo, y a pesar de lo dicho, la Biblia enseña que las acciones santas de un creyente santificado, aunque imperfectas, son agradables a los ojos de Dios. Nosotros podemos hacer las cosas que son agradables delante de Dios por medio de Jesucristo. No nos olvidemos nunca de esta verdad tan inspiradora. Dios mira el motivo, el principio, la intención de sus acciones, y no la cantidad o cualidad de las mismas. Considera a los creyentes como miembros de su propio Hijo amado, y por amor al mismo se complace en las acciones de su pueblo.
Acerca de este Plan
El amor de Dios, nos mueve a vivir para Dios. El que ama a Dios, se refugia en Dios en tiempos de necesidad. Es el amor a Dios, una virtud que dispone nuestro corazón para deleitarse en el hecho de que Dios sea glorificado. Queremos ver su crecimiento en la fe, en el amor y en la santidad, para que el nombre de Dios sea glorificado y el reino de Dios sea manifestado con poder.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com