Misión apostólica del discipulado IIMuestra
La visión de la misión
Nuestra prioridad entonces, no es solamente pensar en «ir» a «ganar almas», o «llegar a los inconversos»; más bien, es el «hacer discípulos». Nuestra meta no es tan solo plantar congregaciones religiosas, o levantar edificios a diestra y siniestra, sino tener clara la importancia y urgencia de crear comunidades de reino, que sean un reflejo tan fiel como sea posible de la gloria del Dios Triuno y por ende, que abarquen todas las naciones. Nuestra preocupación no es la obediencia legalista; más bien es la sumisión de cada parte de la vida a Jesucristo como Señor dentro de una relación de amor.
Ese es el tipo de misión hacia la cual nos orienta Mateo en su evangelio. Es una gran comisión, aunque a veces parece ser la gran omisión, porque no hemos estado haciendo discípulos. Generalmente, nos hemos contentado solamente con el ganar adeptos a nuestras denominaciones, haciendo de ellos «hombres conversos». No hemos creado, como debiéramos, comunidades de amor; por el contrario, nos hemos separado el uno del otro, trayendo división en el cuerpo, por intereses personales o denominacionales. En lugar de enseñar a los creyentes a gozar de la libertad en Cristo, les hemos impuesto un legalismo tan fuerte como el de los fariseos en los tiempos bíblicos. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar hasta que la iglesia entienda que se trata de Cristo y no de nosotros?
Sin embargo, a pesar de nuestras debilidades y fracasos, tenemos de Cristo la certeza de que Él está con y en nosotros. La iglesia es suya, y Él la está construyendo con su autoridad, de acuerdo a su naturaleza, diseño, orden y propósito.
Nuestra verdadera identidad se encuentra en ser hijos del Padre celestial, engendrados por Él, unidos en Él y los unos con los otros, como comunidades del reino presentes, influyentes y trascendentes en la sociedad; para que por medio de la manifestación gloriosa, traigamos al mundo la reconciliación y restauración de todas las cosas, conforme al orden de Dios.
Ustedes están completos en Él, quien es la cabeza de todo principado y autoridad.
Acerca de este Plan
Generalmente, nos hemos contentado solamente con el ganar adeptos a nuestras denominaciones, haciendo de ellos «hombres conversos». Necesitamos tener clara la importancia y urgencia de crear comunidades del reino, que sean un reflejo tan fiel como sea posible de la gloria del Dios; comunidades de amor, influyentes y trascendentes en la sociedad, para que traigamos al mundo la reconciliación y restauración de todas las cosas.
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Queremos agradecer a Basilio Patiño, director de la Red Ministerial Apostólica de REMA, en acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com