[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] Lectio DivinaMuestra
Lectio divina juntos
¡Bienvenido al séptimo día en nuestro camino espiritual! Juntos vamos a realizar una lectio divina completa.
1. Primeramente, escoge un espacio sin distracciones, tranquilo y donde puedas estar solo y en silencio. Antes de comenzar, realiza una pequeña oración invocando al Espíritu Santo como guía. Esto es sumamente importante. Todos los padres de la iglesia comenzaban su lectio divina invocando al Espíritu Santo que los guíe en este camino espiritual. ¿Por qué? Porque Jesús mismo nos enseñó que es el Espíritu Santo quien nos guía a toda verdad y al mismo tiempo, mantenemos la tradición que nuestros padres nos enseñaron.
Ejemplo: «Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra. Oremos. Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos, con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien, y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor, amén».
2. Lectura de San Juan 21:15–19. Recuerda que la fe viene al oír la Palabra de Dios, así que lee en voz alta:
«Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro:—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis corderos. Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó: —Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. Te aseguro que cuando eras más joven, te vestías para ir a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir. Al decir esto, Jesús estaba dando a entender de qué manera Pedro iba a morir y a glorificar con su muerte a Dios. Después le dijo: —¡Sígueme!».
Lee cuantas veces sea necesario hasta que entiendas el pasaje. Observa el contexto (después de la resurrección), tiempo (terminando el desayuno), lugar (a orillas del lago de Tiberias, si lees el capítulo desde el principio), personajes (Jesús, Pedro, sus discípulos), acciones, narración o diálogo. Hazte preguntas que te guíen en la comprensión.
3. Meditación. Ya haciéndote preguntas sobre el texto, estás meditando, reflexionando sobre lo que Dios te está hablando.
Presta atención a la pregunta que se repite, ¿Me amas? La pregunta de Jesús a Pedro se repite tres veces. Si lo haces, cuida mis ovejas. ¿Es posible que Dios te esté pidiendo un nivel de amor más profundo? Esta demostración de amor a Dios, ¿se manifiesta cuidando de otros, guiando a otras personas a Dios? ¿Será que tengo que ir, ayudar a gente o servir a otros en lugares donde, al igual que Pedro, yo no quiero ir?
Obviamente estas preguntas son una sugerencia, será el Espíritu Santo quien te hará notar lo que Dios quiere obrar en tu corazón específicamente. Piensa y medita, ¿qué es lo que Dios me está diciendo a mí en este momento a través de este texto?
4. Oración. Responde a Dios, de la manera en que sientas que es apropiado. Cuéntale lo que estás pensando, sintiendo en base a lo que él te está diciendo.
5. Contemplación. Descansa y reposa en la presencia de Dios, escucha su suave y sutil voz. Piensa (como en el caso de esta lectura) que Jesús vino y dejó todo en el cielo, para poder estar con nosotros, para guiarnos en nuestro camino al Padre. Contempla su obra en la cruz, contempla el amor y la entrega total, deja que ese amor te llene. Solo así podrás amar a quienes están necesitando el amor de Dios, solo así podrás «cuidar de sus ovejas».
6. Acción. Lo que has recibido en tu tiempo a solas con Dios, a través de esta lectio divina, es lo que puede darte las fuerzas y el amor necesarios para poder amar y cuidar de aquellos que están necesitando el amor de Dios. Cristo vino a darnos vida en abundancia, de lo mucho que hemos recibido, eso damos.
Quiero dejarte con las palabras de Jerónimo, en su Epístola a sus discípulos donde les aconseja y enseña sobre la «lectio divina» (49, 3:PL 16, 1204 A):
«Cuando tomamos la Sagrada Escritura con fe y la leemos con la Iglesia, caminamos de nuevo con Dios en el jardín».
Escrituras
Acerca de este Plan
Claramente un diálogo es muy diferente de un monólogo. Muchas veces nuestra vida de oración y nuestro tiempo de lectura bíblica lo son, no hay comunicación y el diálogo es inexistente. Aprende cómo los padres de la iglesia de los primeros siglos aprendieron a dialogar con Dios a través de 5 pasos prácticos que cambiarán tu vida espiritual para siempre.
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.americanbible.org/