La Danza Divina Muestra

Oración primitiva

Jesús parece enseñar que de alguna manera nuestra inclusión en el baile importa en el gran esquema de las cosas. Esto debe ser un avance de la gran kenosis, el autovaciamiento de Dios, que realmente contamos.

¿Dónde obtenemos dos grandes indicaciones de esto? En la gran oración de María y en la gran oración de Jesús en el jardín de Getsemaní (ver Lucas 1:46–55 para la oración de María y Mateo 26:36–46 para la oración de Jesús).

Ambos dicen: “Que así sea”.

María, que es la personificación de la raza humana que recibe a Cristo, nos muestra que nuestro “déjalo ser” es importante para Dios: Dios no viene a nuestro mundo sin ser invitado. El Espíritu necesita una María, un cuerpo, una matriz, una humanidad que diga: “Te quiero”: tu sí, es siempre el sí de Dios.

Cuando lo desee, se le dará; es así de simple. “Hágase”, y se hizo, ¿verdad? Esta es la naturaleza simbiótica de la vida trinitaria, de la vida cristiana, que hemos sido incluidos en la danza. Por alguna razón increíble, Dios nos permite importar y que nuestras oraciones importen; Por eso parece que Jesús nos enseña a ofrecer oraciones intercesoras.

Por supuesto, pídale a Dios lo que quiere. Jesús nos dice que hagamos esto, pero no piense que está gastando una moneda de valor personal para que una transacción suceda. Primero escuchas, luego hablas; y este hablar, nos prometieron, es importante en el gran esquema de las cosas.

Jesús, por supuesto, en el jardín de Getsemaní, encarna la misma disposición que tenía su madre. Sin confiar en su propia capacidad para tomar una decisión sobre si entrará en su propio arresto y ejecución, dice, en efecto, “Pero tú, padre, hazlo a través de mí y dentro de mí”. Esta es la relación absoluta que vemos en Jesús hasta el final.

Solo hago lo que veo que hace el Padre. No hago nada más excepto lo que veo que hace primero, haciendo eco de sus movimientos (ver, por ejemplo, Juan 5:19–20).

La oración cristiana se convierte así en mucho más una fusión que en manipular, mucho más bailar que dominar, mucha más participación que partidismo. Aquellos de ustedes que quieren lluvia y aquellos de ustedes que quieren que las inundaciones se detengan, ambos bailan en el centro unitivo del Dios que sostiene la lluvia y la tierra seca por igual.

Descansas en Dios, no en los resultados.

En lo que se convierte la oración, en este descanso divino, es el conocimiento experimental del flujo. La oración no es principalmente la palabra hablada o leída. Ese podría ser un segundo o tercer nivel de oración, pero no el principal. La oración primaria es donde puedes en verdad orar siempre: “Ora sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17), donde puedes vivir en comunión consciente con la morada divina, con el Espíritu que fue derramado de manera tan universal y amable sobre toda creación, sobre todas las naciones y lenguas (ver Hechos 2:1–13). La oración primaria no significa esperar un futuro estado espiritual “mítico” proyectado, sino despertarse dentro de su vida, ahora mismo, en el momento presente.

¡Sepa que como hace cualquier cosa es como hace todo! Solo observe el cómo de su vida, incluso más que el qué, tan peligroso como suena.

Para ser completamente dado y actuar desde este centro creativo rendido:

Esta es la oración primaria.

Esto, para mí, es santidad.

Y la ironía es que la motivación para la búsqueda contínua de Dios es la gratitud por haber recibido a Dios. Cuando oras, no es que ores y a veces Dios responde. Cuando oras, Dios ya ha respondido. ¡Ni siquiera habría entrado en tu mente y en tu corazón orar si el Viento no te hubiera soplado! ¡Wao!