El poder de la resurrecciónMuestra

La realidad de Cristo 

2 Corintios 3:14 dice: «Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado». En este pasaje Pablo hace referencia a los religiosos. 

El entendimiento de esos religiosos estaba endurecido, no entendían y aún en la actualidad hay personas que siguen sin entender. En ese tiempo lo único que existía de las Escrituras era lo que conocemos como el Antiguo Testamento, eran los profetas y la ley, porque no había Nuevo Testamento. Cuando las personas leen las Escrituras, tienen un velo que solo se puede quitar en Cristo. Leen con un velo que impide que vean la realidad de las cosas. 

Pablo expresa en 2 Corintios 3:16, «Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará». Continúa en el verso 18: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor».

Cuando no tenemos el velo y poseemos la realidad de Cristo, podemos ver y entender lo que hizo. Eso permite vernos en el espejo de la justicia de Dios donde vemos la gloria del Señor y no la nuestra. No vemos nuestras obras sino la gloria de Cristo. Al verme en el espejo de la justicia de Dios estoy siendo transformado y de inmediato sucede algo en mi vida. Cuando me veo de esa manera, eso que está allí me transforma en la misma imagen que veo reflejada en el espejo de la justicia de Dios. En este espejo no veo lo que soy yo, sino que veré y reflejaré la imagen de Cristo. 

En el espejo de mi propia justicia me veré desfigurado porque me presentará tal como soy. En el espejo de mi propia justicia, aunque me perfume, lave y peine me seguiré viendo horrible, porque me recuerda las veces que he fallado. Pero en el espejo de la justicia de Dios nunca voy a aparecer yo, aunque me presente delante de él siempre se verá a Cristo. Cuando comienzo a ver esa realidad empiezo a ser transformado de gloria en gloria, en esa misma imagen que estoy contemplando, porque esa verdad me hace entender que soy llamado a hacer lo mismo que él. 

Reflexionemos

¿Ves a Cristo en el espejo de la justicia de Dios?