La grandeza del Padre Muestra

El amor perdona todas las faltas

Porque de tal manera te amó Dios, que ha dado a su único Hijo Jesucristo, para que al creer en él no te pierdas, sino que tengas vida eterna. Dios es rico en misericordia. Él te amó y te dio vida juntamente con Cristo aun cuando estabas muerto en pecado. De modo que puedes estar seguro de que nada podrá apartarte del amor de Dios: Ni la muerte, ni la vida, ni los temores al presente, ni tu preocupación por el futuro, ni el lugar donde estés, ni los ángeles, ni los poderes del mismo infierno. Nada podrá separarte del amor de Dios que te demostró Jesucristo al morir por ti. En esto consiste el amor, no en que hayas amado a Dios, sino en que él te amó y envió a su Hijo Jesucristo para que, ofreciéndose en sacrificio, tus pecados quedaran perdonados. 

El Señor ama a los que le aman, y los que le buscan, le encuentran. Jesús te ama como el Padre lo ama a él, permanece pues en el amor que él te tiene. Dios prueba que te ama en que, cuando todavía eras pecador, Cristo murió por ti. El odio provoca peleas, pero el amor perdona todas las faltas. El amor es sufrido, es benigno. El amor no tiene envidia. El amor no es jactancioso. No se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.

Todo lo que hagas, hazlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirás la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor sirves. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Si eres solícito en tu trabajo, no estarás delante de los de baja condición, mas estarás delante de los gobernantes. Si eres trabajador, tu sueño será dulce, comas mucho o comas poco, pero al rico no le dejará dormir la abundancia. Así es que encomienda al Señor todo cuanto haces, confía en que él te ayudará a realizarlo y él lo hará. El Señor irá contigo y hará que tengas éxito.

Reflexionemos

Dios ha mostrado su amor hacia nosotros de manera permanente. ¿Cómo respondes tú ante esa maravillosa verdad?