Navidad: Esperanza, Fe Y Amor Muestra

“Dios con nosotros” 

¿Tienes miedo? Si es así, necesitas un poco de la Navidad. No quiero decir una dosis de sentimientos empalagosos, o la alegría de Papá Noel o un ponche doblemente cargado. Eso no es Navidad. La Navidad es acerca de Cristo. El nombre de Cristo encierra todo el sentido de la Navidad. Por el amor de Dios, no se trata de Papá Noel, las compras o el reno. Se trata de Cristo. Y la Navidad no sería Navidad a menos que, o hasta que, recibas el mensaje de Belén.

Todos hemos experimentado la sensación de soledad y abandono. Matrimonios quebrantados, hijos que se van, ya sea por estudios, trabajo, porque se casan o simplemente porque ya no comparten la idea de que la familia debe estar unida. Amistades que se prometieron estar en las buenas o en las malas, simplemente se esfumaron, por las razones que hayan sido. Entonces, nos sentimos solos. 

Desde el comienzo de los tiempos, jamás fue el plan de Dios que el hombre estuviera solo. Las palabras enfáticas de Dios en el libro de Génesis deben ser un fuerte recordatorio de que la vida en soledad es una tragedia.

Piénsalo así, fuera de la pena de muerte para personas que han cometido actos horribles e inhumanos, ¿cuál es la pena más grande que puede experimentar un ser humano según las leyes de los hombres? Lo adivinaste, ¡el confinamiento solitario! ‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Si estar completamente solo es el mayor castigo que puede sufrir un ser humano, piensa, ¿por qué a menudo cuando nos sentimos mal nos aislamos de todo y de todos? 

La Navidad es la respuesta de Dios a la soledad del hombre. Cuando el ángel le reveló en sueños a José los planes de Dios para utilizar su vida y la de su prometida, no me cabe la menor duda que estaba espantado y confundido. Sin embargo, en el anuncio glorioso, surgiría uno de los nombres más bellos acerca del Mesías prometido.

Así que, la respuesta de Dios a la soledad del hombre no solamente se basa en cenas deliciosas, reuniones de familia, intercambios de regalos, y no porque estas cosas sean malas de por sí, sino que la Navidad es la promesa de que Dios estaría con nosotros siempre. Ya no tenemos que vivir en soledad, porque el Emanuel prometido, estará con nosotros en todo momento. 

No dejes que las prisas y las carreras de esta temporada te impidan recibir el regalo prometido de Dios. Ven a Jesús y atesora Su presencia en tu corazón.