Vestidos Con La Armadura De Dios en Nuestro TiempoMuestra

 El cinturón de la verdad

El origen del cinturón lo encontramos en el capítulo 3 del Génesis. Cuando Adán y Eva se dieron cuenta de que habían pecado tejieron con hojas de higuera una jagorá o especie de cinturón con que cubrir sus vergüenzas. El cinturón fue, así, lo primero que vistió el hombre.

En la antigua Grecia, el cinturón ceñía la túnica, prenda que rara vez se dejaba suelta porque impedía el libre desenvolvimiento al andar,

En el ámbito militar romano: la frase “tomar el cinturón” era sinónimo de ir al servicio militar; y ser despojado del cinturón era tanto como ser expulsado del ejército de manera deshonrosa.

El cinturón también servía como portador de las armas y como bolsillo.

En Roma simbolizó asimismo la dignidad, el poder y la fuerza. También la sumisión y el acatamiento. Ceñírselo indicaba compromiso, empeño de la palabra; y desceñirlo equivalía a romper un juramento, alejarse de lazos adquiridos o renunciar a un voto.

Aunque no entremos en más detalles de los usos históricos y funcionales del cinturón, también en sus respectivas épocas, fue un objeto de uso estético, para mujeres y hombres.

Pablo fue ciudadano romano, y Éfeso era una ciudad sometida al régimen romano; es por eso que le fue familiar hacer esta alegoría de una armadura.

Estar ceñidos con la verdad (Jesús), es vital para que las otras partes de la armadura se mantenga firme.

Leí mientras investigaba que el cinturón se llevaba en todo tiempo aun sin el resto de las partes de la armadura. 

No usemos el cinturón de la verdad como elemento decorativo de nuestra vestidura como creyentes, sino que sea una se las piezas que nunca nos quitemos del cuerpo, porque, así como podía ser un elemento de protección, Pablo sabía que ceñirse la cintura, significaba compromiso con la palabra.

Satanás es el padre de la mentira y tratará de decirte que "esa faja es muy apretada", te invitará a quitártela para que olvides quien te sustenta.

Hablar de la armadura de Dios no se trata de levantarnos cada día a declarar una "guerra Espiritual” y salir a pelear con el mundo "bien armados", sino que como cristianos debemos estar preparados para las asechanzas y ataque del enemigo y poder estar bien protegidos.

Efesios 6 no dice pónganse la armadura y salgan a pelear, sino para que estemos firmes (v.11) y podamos resistir en el día malo (v.13), incluso para "apagar" los dardos encendidos del enemigo.

Así que mis hermanos, apriétense bien la cintura, recordando que nada ni nadie puede apartarlos del amor de Dios.