Milagros en Medio De Batallas EspiritualesMuestra

Parte 6

Cuando mi amado esposo y yo estábamos sufriendo ese ataque espiritual; no dudamos en ningún momento en buscar apoyo a nuestros hermanos de la fe, en ese mismo instante comprendimos que necesitábamos ayuda y no cualquier tipo de ayuda. Habíamos comprendido que se trataba de un ataque demoniaco y no de una crisis de pánico como la ciencia lo hubiera definido. Comprendía exactamente por qué el temor, qué clase de temor estaba sintiendo, qué estaba viviendo en ese momento y qué pretendía satanás con ello; así que, en común acuerdo con mi esposo decidimos llamar a un hermano que amamos profundamente y por quien damos gracias a Dios por la Palabra de sabiduría y de revelación que constantemente nos imparte en el poder del Espíritu; además, un siervo de Dios que sabemos tiene la sabiduría y el discernimiento para enfrentar estos momentos de batalla espiritual. Bastante importante esta parte, en primer lugar, reconocer la importancia de mantenernos en obediencia ante Dios; en segundo lugar, escuchar su voz y reconocer con humildad la necesidad de apoyo de los hermanos; y en tercer lugar, reconocer qué hermanos realmente son los que por su testimonio, su obedicencia a Dios y la verdad que los rige, son los que se pueden unir con nosotros a enfrentar estos momentos de batalla espiritual.

Recuerdo que mi esposo lo llamó telefónicamente y puso el alta voz; él se llama Gabriel Bustamante, es el pastor de la congregación a la que pertenecemos. Una vez hablamos con él, a través de la Palabra que nos impartió en ese momento, el ataque empezó a cesar. Recuerdo lo que me dijo el Señor: "no tengas miedo, abre los ojos; son más los que están de tu lado que del lado de ellos. Abre los ojos y mira cómo los ángeles acampan a tu alrededor." 

La Palabra de Dios tiene poder para derribar las obras de las tinieblas, inmediatamente me aferré a la Palabra impartirda, el temor se fué y se fué para siempre. Cuando terminamos de hablar con el pastor, o más bien de escucharlo; oré con mi esposo y luego dormimos tranquilos, como si nada hubiera sucedido. ¡Vaya milagro! "un milagro de libertad en medio de una batalla espiritual".