Teología de la gracia Muestra

Posición y condición

Hebreos 10 pone estas dos categorías lado a lado en los versículos diez y catorce. Hebreos 10:10 dice: «Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre». 

La palabra «santificado» aquí está en el tiempo perfecto hagiasmenoi, una acción completada en el pasado con resultados que se extienden al presente. Estamos completamente santificados ahora mismo a través de un sacrificio para siempre.

Nuestro Padre nos ve como perfectamente santos. Estamos completamente santificados en nuestra posición en Cristo en los lugares celestiales.

Pero sabemos que no somos perfectamente santos. Estamos conscientes de nuestra naturaleza pecaminosa y de las muchas veces que caemos en las garras del pecado. Pero eso forma parte de nuestra condición aquí en la tierra. Tenemos estas dos verdades yuxtapuestas: lo que es verdad en el cielo y lo que es verdad en la tierra, al mismo tiempo.

No estoy seguro de que podamos comprender todo lo que esto significa, pero podemos animarnos con esto: Hebreos 10:14 dice: «Pues mediante esa única ofrenda, él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos».

Ahí está otra vez la palabra «santificado». Esta vez, no está en tiempo perfecto. No habla de una acción completada en el pasado. Está en tiempo presente y habla del proceso continuo de santificación por el cual somos hechos progresivamente más y más como Cristo (2 Corintios 3:18). Es una declaración sobre nuestra condición.

Es difícil entender cómo podemos ser santos en nuestra posición en el cielo, pero impíos en nuestra condición en la tierra. Aquí está la belleza de la teología de la gracia, nada en nuestra condición en la tierra puede cambiar nuestra posición en el cielo. Nuestra posición en el cielo es completamente segura mientras Dios continúa trabajando en nuestra condición en la tierra, si se lo permitimos.

Dios no nos obliga a ser santos. Pero Él nos hará progresivamente santos si no contristamos al Espíritu. Saber que Él no me echa de la familia si me equivoco es reconfortante. Mi posición en la familia es segura.

Nada de lo que haga en mi condición en la tierra puede cambiar mi posición en el cielo; pero un enfoque en mi posición en el cielo puede cambiar mi condición en la tierra.

Esta transformación es el proceso de santificación realizado por el Espíritu del Señor. Él es el Escultor. ¿Nuestra responsabilidad? Contemplar al Señor. Cuando nos enfocamos en nuestra posición en el cielo, el Espíritu del Señor actúa y transforma nuestra condición en la tierra. Cuando nos enfocamos en Jesús, nos volvemos como Él. 

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