¡Moléstanos, Señor!Muestra
La urgencia del avivamiento
Yo soy un evangelista que trabaja en primera línea de la batalla por las almas en algunos de los lugares más difíciles, peligrosos y remotos de la tierra. Para nosotros, la oración no es un lujo o un accesorio; es una cuestión de supervivencia. El profeta Jeremías habló de un día temible que se acerca con rapidez cuando multitudes de almas perdidas declararán con remordimiento eterno: “La cosecha ha terminado, el verano ha terminado, y no somos salvos”. A medida que el reloj marca las horas finales antes del fin de los tiempos, está en el corazón de Dios que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento, y eso nos motiva a ir por todo el mundo y predicar el evangelio (véase 2 Pedro 3:9).
Todo el mundo parece querer “avivamiento”, pensando que es una experiencia agradable y placentera. Pero ser avivado es ser acudido y sacado de un estado de sueño, ser arrancado de la complacencia apática, para ser alarmado, despertado y sobresaltado. Hay demasiadas iglesias que están orando por avivamiento y tienen un cartel que dice “no molestar” colgando en la puerta. Sin embargo, el avivamiento que encaja muy bien en una cuna cómoda no es avivamiento en absoluto. Existe una urgencia cada vez mayor en mi espíritu y una consciencia creciente de que Dios desea levantar un ejército poderoso de intercesores en la tierra en estos últimos días para prender una revolución de oración que tocará al mundo.
Serán quienes oren como lo hizo Jesús, no por obligación religiosa sino debido a una relación con el Padre. Seamos como los discípulos y pidamos que Jesús nos enseñe a orar: “Enséñanos a tocar el cielo y a impactar la tierra. Enséñanos a ser fervientes y efectivos, a mover montañas, romper cadenas, echar fuera demonios, sanar enfermos, resucitar muertos, impactar ciudades y naciones, cambiar el curso de la historia y traer el cielo a la tierra. Enséñanos realmente, realmente, ¡realmente a orar!
Escrituras
Acerca de este Plan
El descontento que nace del cielo es crucial para quienes desean entrar en una colaboración divina con Dios y sus propósitos uniéndose a la revolución de la oración. Comienza con los discípulos, incluidos usted y yo, sentados a los pies de Jesús en la escuela de la oración. Comienza con una sencilla petición: “¡Señor, enséñanos a orar!”.
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Nos gustaría agradecer a CfaN Christ For All Nations por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.cfanlatino.org/