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LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA DEL PECADO
Las personas que vieron a Jesús y lo buscaron, vieron también su necesidad de él ¿Qué necesidad habrán sentido para correr al encuentro del Señor? Pienso en Saqueo trepado a un árbol, en Mateo tras la mesa de tributos, en Pedro dejando las redes. Todos ellos tenían un factor común: vieron en Jesús la única solución al problema del pecado.
Dicho así, parece muy abstracto, pero el pecado acarrea consecuencias reales y concretas que no son posibles de reparar si no es Cristo quien lo hace. En principio, hay cuatro consecuencias evidentes en Génesis capítulo 3:
- El pecado destruye la relación con Dios: Adán y Eva se escondieron de Dios por vergüenza. No es nada que no hayas oído en la escuela dominical o cualquier conversación casual, pero es verdad. La separación de Dios viene por el pecado, pero nota que es el ser humano quien se aleja, Dios lo busca.
- El pecado daña la relación con los demás: En una investigación de tesis de magíster, llegamos a la siguiente conclusión (voy a parafrasear): la costumbre de culpar a otros por mi estado, nació en Edén. Las confianzas y la correcta perspectiva del otro, se rompen con el pecado.
- El pecado lastima la creación: soy un convencido de que, algún día, tendremos que dar cuenta por lo que hemos hecho con esta tierra. Quiero que notemos que Dios no maldijo la tierra; fue “por tu causa” que será maldita.
- El pecado nos destruye: el día en que pecaron los hombres, es el día en que murieron. El pecado acarrea una muerte irremediable por medios humanos.
En esta condición estaban nuestros amigos publicanos y pescadores de la época de Jesús cuando él se acercó a ellos. No existe tal cosa como “dejaré mi pecado para acercarme a Dios”; no hay manera que un mortal pueda dejarlo, pero Jesús es esa solución.
Por eso Pablo es tan enfático en su carta a los Romanos. Yo lo imagino hablando, levantando la voz a veces para recalcar lo que dice; emocionado y a la vez desesperado por hacerse entender. Él dice: “Gracias a Dios por Jesucristo” (Ro. 7:25). ¡Amigos y amigas! Tradúzcanlo a un lenguaje actual, exprésenlo a su manera:
- ¡Gloria a Dios por Jesús!
- ¡Por favor, que regalo!
- ¡Qué onda Dios que hizo semejante cosa por nosotros!
- ¡Jesucristo me quita el aliento!
- (Introduzca aquí su propia manera de expresar asombro).
Su gracia nos ha mostrado su gloria, nos ha salvado y ha quitado de nosotros todo pecado.
Solo un detalle más que atrae mía atención en Romanos 6:23 es que la paga del pecado es muerte. El pago justo y merecido por nuestra falta se contrapone a la dádiva, el regalo inmerecido de Dios: la vida. Si el Señor debiera pagarnos por nuestro mérito, todos estaríamos en problemas. Dios a nosotros no nos paga, él nos da.
“Señor, tú no eres una solución al pecado, ¡eres la única solución! A ti correremos y seremos levantados. Amamos tu santidad porque por ella podemos ser santos”.
Escrituras
Acerca de este Plan
“Estos, ¿qué han visto en Cristo?” La respuesta a esa pregunta puede cambiar tu existencia y la de otros a tal punto, que no podrás dejar de decirlo ¿Te adentras conmigo en la osada aventura de ver a Jesús? Puedes hallarlo ahí, en su Palabra. Al finalizar, como siempre, tendremos una infografía que nos recordará los beneficios de verlo y, claramente, también tendremos esos beneficios. Ven, tu alma lo agradecerá.
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