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¿Para qué necesita Dios un mecánico?

“Me pregunto por qué Dios desperdició los primeros veintisiete años de mi vida con todo esto de la mecánica”, pensaba Peter a menudo mientras estaba en el Instituto Bíblico. Tenía una base excelente en ingeniería de motor e ingeniería de aviones, y ahí estaba, aprendiendo griego, hebreo y hermenéutica. Parecía un poco una pérdida de tiempo.

Tras aceptar el trabajo de la organización del departamento de transportes de CfaN, Peter y Vangi trasladaron de nuevo a la familia. Esta vez se establecieron en Johannesburgo, Sudáfrica, en las oficinas centrales del ministerio, y Peter se puso a trabajar. Después de solo cuatro meses con CfaN se produjo una transformación notable en las operaciones de tránsito del ministerio, y Peter recibió el puesto de Coordinador General del ministerio.

Fue bajo este cargo cuando recibió la tarea de ir a la ciudad de Nueva York para representar a CfaN ante un equipo de ingenieros estadounidenses. El grupo había fabricado algunos elementos defectuosos del equipamiento que costó mucho dinero al ministerio. Sintiéndose “fuera de lugar”, Peter se mantuvo callado la mayoría del tiempo, pero rápidamente observó cuál era la premisa fallida del comité. Finalmente, levantó su mano y educadamente explicó la incoherencia. La reunión terminó de forma abrupta, y enseguida se consiguió una solución al litigio a favor de CfaN.

Peter le dijo a Vangi: “Ahora entiendo todo lo que el Señor estaba haciendo al formarme en ingeniería, dirigiendo una empresa, trabajando con equipos técnicos, y después predicando, cantando y enseñando. ¡Aquí en CfaN lo estoy usando todo!”.

Eso es lo que ocurre cuando seguimos el llamado de Dios en nuestra vida. Él usa todo lo que tenemos, y nos sorprende con lo que Él encuentra útil cuando nos usa para edificar el Reino. Muchas veces, pensamos que lo único que Dios necesita es solamente predicación y evangelismo, pero Él tiene un lugar para cada uno de nosotros. Él nos conoce por completo, y usted descubrirá que sus pasiones e intereses se entremezclan en los planes de Dios para su vida de maneras inesperadas y profundamente satisfactorias.