Los Diez MandamientosEjemplo

La Primera Ley De Dios

De vez en cuando habrá un alboroto sobre si los Diez Mandamientos deben exhibirse o no en un espacio público, como el ayuntamiento o un juzgado. Si bien creo que sería bueno que los transeúntes leyeran y aprendieran los mandamientos, no son vinculantes en el tribunal de distrito o de apelación.

Sin embargo, las leyes de Dios son obligatorias en su corte. La lista de diez mandamientos en el capítulo 20 de Éxodo y el capítulo 5 de Deuteronomio son un resumen conveniente de la voluntad eterna de Dios para la humanidad (aunque parte de la fraseología está destinada solo a las leyes civiles y ceremoniales temporales vinculantes para Israel hasta la venida de Cristo).

El más importante de todos los mandamientos de Dios es el primero: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:2-3). El adjetivo personal que Dios escogió para sí mismo es celoso, absolutamente no tolerará ninguna competencia por nuestra adoración, amor y obediencia. Verdaderamente, la historia de la caída en desgracia de la humanidad y nuestras continuas luchas miserables es la historia de personas que aman y persiguen otras cosas. Cualquier cosa que ames, confíes o sigas más que Dios debe desaparecer, los ídolos seducen, corrompen y destruyen a quienes los aman.

Nuestro Señor Jesús nos muestra lo opuesto a la idolatría: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37).