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Volviendo a Casa

DÍA 3 DE 5

Algunas de nuestras acciones dañan el corazón de Dios, pero aun con el dolor de saber que nos es la mejor decisión, Dios nos permite hacerlo, por amor.

Dios por Su amor podría detenernos a no ir al barranco, de caída libre, pero Dios ve el futuro y sabe que pasada la experiencia volveremos a Él y nos dará una unción mayor que la primera. Nuestras irrazonables peticiones a Dios son cedidas por un Padre que sabe que seremos más fuertes después de la caída, no porque seamos fuertes, más bien porque Él nos hace fuertes.

Pedir una herencia antes de que la persona muriera en estos tiempos, era decir: “No te amo, amo tu dinero”. Era pasar por encima del padre y su voluntad, en estos casos la ley daba la oportunidad de quitar la herencia a los hijos si esto sucedía, pero en la historia, el Padre cede a la petición del hijo, no discutió, sabía que si su hijo iba a aprender tendría que ser a la manera del hijo.

El hijo recibió su herencia, la reunió, esto es que posiblemente vendido todo lo que recibió y lo convirtió en dinero para poder irse a una aldea lejana. Lo que significa que se fue a otro lugar con diferentes costumbres a las que él tenía, un lugar lejano donde nadie lo conociera, y donde él pudiera hacer de todo sin que lo juzgaran.

Decidió hacerlo a su manera.

Hacer las cosas a nuestra manera nos llevará a un éxito temporal o a un fracaso largo. Hacerlo a la manera de Dios, no quiere decir que no sufriremos,. Más bien es saber que en medio del dolor experimentaremos Su mano, Su abrazo y Su Espíritu Santo.

El joven pasó de ser rico a ser un cuidador de cerdos, pasó de ser el hijo de casa a ser un sirviente, el hambre lo llevo a un punto de querer la comida de los cerdos.

Salir de la casa del Padre, nos lleva a un hambre que cualquier cosa del mundo nos puede atraer, satisface por un tiempo, pero nos separa de nuestro propósito.

Podemos caer a lo más bajo, pero en algún momento vamos a volver en sí y recordar que en la casa de nuestro Padre un hogar tenemos.

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Acerca de este Plan

Volviendo a Casa

La parábola del hijo pródigo ha sido una de las más contadas y predicadas. Nos guía, a cada uno, a encontrar perdón y gracia. Se aplica a nuevos creyentes y veteranos de la fe, porque siempre vamos a necesitar volver a casa del Padre. El mundo y sus afanes nos harán olvidar el camino a casa, pero el Espíritu Santo siempre tiene un GPS para guiarnos de vuelta allí. 

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Nos gustaría agradecer a SantoChilango por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/santochilangoMX