Volviendo a CasaMuestra

Me levantaré e iré a mi padre.

Volver en sí, es el primer paso de un arrepentimiento y quebranto. Un arrepentimiento genuino se inicia cuando descubrimos el lugar en el que estamos parados o atorados.

Un avivamiento es traer a vida lo que está muerto, volver en sí. Es abrir los ojos espirituales y mirar al futuro que Dios preparó para nosotros, para ti y tu familia.

Es posible que, como yo, tú estés lejos de casa, pero hoy es el día que abriremos los ojos y diremos:

¡Qué rayos estoy haciendo aquí!

Una vez que salimos de la casa del Padre, de Su cobertura de Su provisión, nos volvemos los favoritos de Satanás, si, nos volvemos en su MENOR PROBLEMA, sabe que llegaremos hasta los cerdos y que vamos a querer la comida de los cerdos.

Pero cuando Dios abre nuestros ojos nos damos cuenta de que estamos arruinando todo, pero que aún existe una solución.

Esto para el joven no es un cambio a conveniencia, iré a mi papá, al fin es mi papá y me perdonará, tiene que perdonarme, debe perdonarme, ¡NO! No es eso, es un cambio real, sabía que había perdido su lugar en la mesa, sabía que no merecía nada, pero sabía que no podía seguir ahí. No importaba que volviera por la puerta trasera, que tuviera que hacer lo que nadie quiere. Sabía que aun en su casa, ninguno de los sirvientes era tratado con este desprecio.

El espíritu de Dios está contigo aun en ese sitio donde estás, lejos de casa, Él sigue ahí, cerca, porque eres Su hijo, especial y amado.

Se levantó, tomo las pocas fuerzas que tenía, y caminó. No dice cuánto, pero, aun en el regreso a casa, tenía hambre, tenía sed, era un vagabundo, repitió en su mente lo que diría a su padre.

En el camino de regreso a casa, es dónde pedimos perdón y experimentamos el arrepentimiento, el avivamiento y una nueva porción de fuerza como las águilas.

No te quedes con los cerdos, no desees su comida, no detengas el tiempo, no digas mañana.

Hoy es un buen tiempo de VOLVER A CASA.

Levántate, camina, un largo camino te espera, pero valdrá la pena.