Cuando la vida dueleMuestra

El momento de mamá

Recientemente cuando estaba estudiando el libro de Job, un pensamiento me conmovió hasta las lágrimas. Fue el momento en que mi mamá se quedó con Jesús.

Poco después de mi nacimiento, mi mamá quedó embarazada por tercera vez, un pequeño niño que mi padre llamaría Jaime (alías Jimmy), pero no lo recuerdo porque Jimmy no lo logró. Mi pequeño hermano nació enfermo y sobrevivió 6 semanas antes de dejar esta tierra y unirse a Jesús en el cielo.

Si bien conocía lo básico sobre la muerte de mi hermano, nunca consideré la tentación que mi madre debió tener de alejarse de Jesús. Ella era una mujer que asistía a la iglesia, la única que me llevaba (y de vez en cuando me arrastraba) a adorar cada domingo. La razón por la que crecí en el Evangelio fue por mi madre. La razón por la que vine a amar mi Biblia fue mi madre. La razón por la que leí Marcos 8 y decidí convertirme en Pastor fue mi madre, y la razón por la que me siento en mi oficina preparándome para ayudar a la gente a lidiar con su dolor, en esencia, es por mi madre.

Ella podría haberse alejado, haberse enfadado y dar la espalda a Dios, asumiendo que Él le dió la espalda primero a ella, pero ella no lo hizo. Ella se quedó. A pesar de que su fe fue severamente probada, ella se quedó.

Job dijo: “El Señor me dio, y el Señor me quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!” (Job 1:21). Estoy tan contento de que mi mamá estuvo de acuerdo con Job.

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